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18May

Alumnos con malas notas en cálculo pueden ser buenos razonando

Francisco Javier Cruz es profesor de Secundaria en el Colegio María Inmaculada y es uno de los diez ganadores del I Concurso Smartick a los mejores problemas de matemáticas que llevamos a cabo el verano pasado. Para él, si a alguien no le gustan las matemáticas es porque le ha faltado la figura de un profesor o alguien en casa que disfrute enseñando y muestre el lado más útil y divertido.

Pregunta: ¿Por qué te interesan las matemáticas? ¿Por qué crees que son importantes?

Respuesta: La sociedad actual demanda cada vez más respuestas rápidas y eficaces en la toma de decisiones ante cualquier problema, y de ahí la importancia de las matemáticas: creo que es esencial entrenar nuestro cerebro, y los ejercicios matemáticos a distintos niveles lo estimulan, lo mantienen activo y nos preparan para afrontar situaciones desconocidas.

P: ¿Consideras que hoy en día se enseñan bien en los colegios? ¿Se enseñan de forma diferente que hace años?

R: Depende del profesor. Tristemente la dinámica de explicar, hacer ejemplos, poner ejercicios y corregirlos al día siguiente sigue siendo el guión de muchas clases de matemáticas. Este método sigue siendo válido, pero depende excesivamente de la figura del profesor y apenas da protagonismo al alumno, que es el importante en este proceso.

Por suerte, poco a poco se están incorporando metodologías activas en las aulas que fomentan la inquietud, el manejo de los conceptos en clase, la participación, la reflexión y el diálogo.

En definitiva, un aprendizaje más significativo alejado del clásico libro de texto, que año tras año repite temas que los alumnos olvidan con gran facilidad.

P: ¿Cuáles son los principales obstáculos que tienen los niños a la hora de aprender matemáticas?

R: Los alumnos de hoy muestran poco interés por aquello que no tiene utilidad inmediata o relación con su vida cotidiana. Obviamente, esto genera cierto rechazo hacia el componente abstracto de las matemáticas.

Y por otra parte, la creciente falta de autonomía de los niños provoca gran desorientación cuando pasan del ejercicio mecánico al enfrentamiento con problemas.

P: ¿Crees que los padres de los alumnos son conscientes de la importancia de las matemáticas más allá de los resultados académicos?

R: Desgraciadamente, no siempre. La asignatura de matemáticas está siempre muy valorada y se dice que es muy importante, aunque pocas veces se sabe dar razón de ello. Está claro que desarrollar un buen cálculo mental es importante, pero la habilidad en aritmética es solo un aspecto más de esta disciplina. Un alumno con notas bajas en exámenes de cálculo puede ser muy bueno estimando, razonando, pensando o buscando soluciones alternativas a problemas.

P: Si una madre o padre te preguntara qué es lo mejor que pueden hacer para que su hijo se interese por las matemáticas, ¿qué le dirías?

R: Dar con un buen profesor, a veces particular si su hijo no logra conectar con el que le ha tocado en el colegio. Siempre he pensado que si a alguien no le gustan las matemáticas, independientemente de sus habilidades, es porque le ha faltado la figura de alguien (profesor o padre) que disfrute enseñando y que muestre el lado más útil y divertido de esta materia desde una creencia firme. A todos los niños les gusta jugar, y el componente lúdico de esta materia es muy potente, sobre todo a edades tempranas.

El punto importante es “enganchar” a su hijo con las matemáticas desde la curiosidad. Plantear problemas como retos y no como deberes puede ser un buen punto de partida.

P: ¿Crees que los alumnos que van bien en matemáticas también son buenos en las demás asignaturas?

R: Sí, en un porcentaje bastante alto. Por suerte, hay mucha diversidad en el alumnado y a veces te llevas sorpresas, pero el alumno con ciertas destrezas de razonamiento matemático suele tener mayor facilidad para relacionar ideas, deducir algo de un contexto o sacar conclusiones, y, lo que es más importante, para aprender cosas nuevas.

Siempre he defendido que los matemáticos no sabemos de casi nada pero estamos preparados para aprender casi cualquier cosa de forma muy rápida.

P: ¿Crees que es posible o conveniente adaptar la enseñanza de matemáticas al ritmo de aprendizaje de los niños?

R: Por supuesto, me parece imprescindible. Es cierto que los tiempos son muy ajustados para la gran cantidad de contenidos que se exigen en los currículos, pero para el niño es mucho mejor que aprenda bien pocas cosas, a que trate de abarcar muchas en muy poco tiempo y las olvide al día siguiente del examen.

Además, el alumnado hoy día es muy heterogéneo y no solo hay que adaptar el ritmo, sino también la forma de enseñar. Cada alumno aprende a su manera y, aunque suponga esfuerzo, es importante utilizar metodologías variadas para estimular a todos.

P: ¿Qué iniciativas o métodos has desarrollado como educador? Cuéntanos alguna anécdota o historia más gratificante como profesor de matemáticas.

R: Gracias a la formación recibida en mi centro, he aprendido a utilizar las ventajas del aprendizaje cooperativo. Aquello de que “enseñar es aprender dos veces” es muy cierto. Una sensación muy gratificante es ver a los alumnos trabajar en grupo y detectar motivación real por resolver la tarea encomendada, observar cómo la toma de acuerdos genera conflicto y a la vez métodos muy originales de resolución. Nunca pensé que llegaría a ver a mis alumnos discutiendo sobre cuestiones de matemáticas poniendo todos sus conocimientos en juego.

Soy totalmente contrario a esa idea de las matemáticas como algo estático, que siempre tiene un solo camino y dirigido a una solución única y correcta. Por eso mismo me gusta dar a mis alumnos la oportunidad de compartir lo que saben, de descubrir las cosas por ellos mismos.

Por otra parte, tengo un blog en el que comparto resúmenes, enlaces a páginas web interesantes y utilidades online, pero además escaneo algunos ejercicios hechos por ellos en clase, para que puedan observar sus errores y dispongan de un gran repertorio de ejercicios resueltos.

En definitiva, me gusta mucho que aprendan unos de otros, y no solo de mí.

P: ¿Cómo conociste la convocatoria de los premios Smartick?

R: A través del comité organizador del Concurso de Primavera de Matemáticas. El colegio en el que trabajo participa en este concurso desde hace bastantes años, y como Jefe de Departamento, recibo todas las comunicaciones por correo electrónico.

P: ¿Te resultó complicada la elaboración del problema?

R: Lo más difícil para mí fue pensar en el tema, ya que se pedía conexión con la realidad de niños de Primaria y yo soy profesor de Secundaria. La verdad que me supuso tiempo, pero no excesiva complicación, ya que me resultó entretenido y motivador.

P: ¿Has probado el método Smartick? ¿Qué te parece?

R: Personalmente no lo he probado porque está más enfocado a la etapa de Primaria. Cedí los tres meses de suscripción al hijo de una amiga y les gustó bastante el método.

La idea de Smartick me parece muy buena como complemento, sobre todo porque el método se apoya en todo lo que he comentado antes como fundamental para despertar en los niños el interés por las matemáticas: fomenta la autonomía del niño, estimula el aprendizaje de las matemáticas como algo lúdico y alejado de la obligación académica, se adapta al nivel de cada alumno y enseña a resolver los problemas buscando soluciones alternativas.

alumnos

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La diversión es la forma favorita de aprender de nuestro cerebro
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Yolanda Román

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