El dato maravilloso del que puede presumir este fin de curso la Academia Jaime Alonso, que lleva la Asociación Nena Paine, es un 92% de aprobados entre los 230 niños que, todas las tardes, suben hasta un centro ciudadano para dedicarse con empeño a estudiar. Y, en Smartick, nos encanta que detrás de esos números haya algunos niños a los que hemos ayudado con las matemáticas. Fue hace un año ya cuando conocimos a Nena Paine y nos enamoramos del proyecto en Mangas Verdes. En nuestros intercambios de Whatsapp, una frase: “Aquí no se tira la toalla” como propósito.
No ha sido un camino fácil porque son niños a los que había que convencer para que le dedicaran 15 minutos extras de matemáticas a lo que ya hacían con sus monitores. A veces, en la academia se distraían con Smartick así que nosotros también hemos ido aprendiendo y nos hemos dado cuenta de que, cuando era posible, lo hacían mejor en sus casas. Tampoco era sencillo, con las prisas de madres que llegan de trabajar y tienen que preparar la comida para luego ir corriendo a la asociación. También hemos sabido que hay niños que están despiertos muy tarde y les hemos regañado con cariño. Porque este proyecto con Nena nos ha permitido un contacto continuo con 20 madres a las que se les proporcionaba información a diario sobre cómo iban sus hijos.
No han acabado los mismos que empezaron porque no todos han podido con el compromiso diario. Pero los ha habido muy comprometidos. Todavía recordamos a Alberto Suárez, por ejemplo, el mismo día en el que dimos las claves de los usuarios en la asociación, cuando todos se habían ido a jugar al patio y él se quedó a mi lado y dijo: “¿Cuándo voy a poder hacerlo, ya?”. Y, desde entonces, lo ha hecho casi a diario. Ha mejorado muchísimo y ha tenido su recompensa: este año ha aprobado las mates, que se quedaron atascadas el año anterior. Su hermano Juan, de ocho años, ha despegado y ha conseguido un notable. Adrián, que vive con ellos, tampoco falla nunca a su cita con Smartick. Ahora en vacaciones lo hacen a diario después de desayunar. Los tres han mejorado mucho. Los tres han contado con el empujón de Toñi en casa, que no les dejaba pasar un día. Cuando renqueaban, las dos teníamos charlas motivacionales listas sobre el esfuerzo y la superación. Este año nos ha dado el regalo de que Smartick sea ya parte de su rutina, de su familia. Sabemos cuándo a Alberto se le va un poco el santo al cielo, cuándo Juan se enfada y Adrián se frustra un poco. Sabemos del espíritu de superación de los tres.
Y luego está José Antonio, que también ha aprobado, una alegría. Que ha cogido la rutina muy bien y lo hacía nada más llegar del colegio, después de comer. Como Sergio, que ha sacado un seis que le ha sabido a gloria, después de un disgusto en el primer trimestre. Y Víctor, que ha sacado otro seis, aunque creemos que se merecía más porque ha fallado muy poco y ha ido mejorando. El año que viene iremos a por más notables.
Está el cinco de Ricardo, que puede hacer más y lo hará, pero aprobado está. Y qué decir del siete de Brian, que ha compatibilizado Smartick con mucho fútbol y carnaval. Este ha sido su año de despegue porque cuando empezó el curso le costaba mucho hasta leer y ha aprobado todo, todo. Si hay un niño que ejemplifica cómo Nena no tira la toalla es él. A ver si el curso que viene conseguimos que lo haga más y un poco antes, con la ayuda de Soraya, su madre, y Pastora, su hermana. Pastora fue de las que nos pidió a mitad de curso hacer “El Smartick”, que es ya como se conoce al método en Málaga, y le ha echado fuerza de voluntad y ganas para subir del cinco del año pasado al seis y, el que viene, al siete.
Tenemos más hermanos. Están Álvaro y Luis Cuenca. Álvaro odiaba las matemáticas al principio de curso y, con tesón, ha aprobado. Y eso que tuvimos la mala suerte de que una tormenta eléctrica les dejara sin torre de ordenador durante mes y medio. Luis se ha quedado a medio punto de aprobar pero el año que viene va a demostrar que puede, vaya que sí. Y están también Carlos y Ángela. Carlos ha ido ganando mucha confianza con las matemáticas y ha acabado con un cinco que nos ha sabido a poco, pero fue el examen final. Nos quedamos con que afronta el nuevo curso mucho más seguro. Ángela sí que ha pegado subidón a un ocho y eso que puede hacer Smartick todavía más a menudo.
Miriam es otro de nuestros orgullos. Gracias al tesón de su madre, Encarni, conseguimos, no sin dificultad, que metiera Smartick en su rutina. Ha subido de un cinco a un seis. Con ella, el año que viene también vamos a por el siete.
No nos olvidamos de Alberto Panigua, ni de David. Y tenemos dos espinas clavadas: Alba, que no hemos conseguido que lo haga lo suficiente como para aprobar y Gloria que, ella, sí ha tirado la toalla con las matemáticas y nos da mucha pena.
Hemos querido haceros un resumen de una de las iniciativas en la que más nos gusta ayudar. El año que viene seguiremos. Habiendo aprendido todos mucho.
Para seguir aprendiendo:
- Dislexia en niños: “Alberto tiene dislexia. Ahora está aprobando con Smartick”
- Niñas, las mates no son cosa de ellos
- «Yo miro, oigo y callo. Hay que dejar que hagan solos Smartick»
- Barras de Singapur aplicadas a la suma de fracciones
- Smartick posibilita a 40 escolares con recursos limitados reforzar las mates