Pongan en una sala del centro de Madrid a 32 niñas que no se conocen entre sí, de seis a diez años, dispuestas a echar cinco horas de matemáticas, lógica, robótica y charla de ingeniera aeronáutica. Podría ser que hubiera que poner orden a menudo. Podría pasar que se escuchara la frase más temible, o sea, “me aburro”. Que no hicieran caso a instrucciones más o menos complejas. Pues nada de eso pasó ayer en nuestro primer día de Campamento tecnológico Smartick en Almagro 5.
Allí nos encontramos con unas niñas que fueron muy elocuentes a la hora de decir quiénes eran y qué es lo que más les gustaba. Nos enteramos así, a preguntas de Desi, que tenemos a violinistas, pianistas, patinadoras, cocineras, cuidadoras de varias mascotas, una triatleta e incluso a varias que les encanta hacer Smartick todos los días.
Después de calentar neuronas con una sesión precisamente de Smartick, llegó el turno de la lógica, de la que se encargó Marisa. Antes, preguntamos por la sesión de matemáticas y se escuchó a una de las niñas contestar que a ella le había salido “fenomenal”. Con la lógica, prestaron atención, otra dijo “me gusta mucho este juego”, justo después de que Marisa anunciara que hacía falta “pensar” para disfrutarlo. Todas levantaron la mano cuando preguntó si les gustaba “pensar”. Luego fue presentando a las figuras geométricas y otra dijo que le “encantaban” los cuadrados.
Con la lógica, Noa, una de las pequeñas, se encargó de ir sacando fichas y, más tarde, África, cuando había acertado el juego anterior. Había un montón de tipo de hojas de árboles y nos quedamos impresionadas de la cantidad de niñas que se sabían qué era un hayedo, un roble o que la bandera de Canadá tiene una hoja de arce como símbolo.
Después del desayuno, en el que tuvimos que animarlas a que hablaran más y se levantaran de sus sillas, llegaron Carmen y Beatriz con todo el kit de robótica y en un momento se pusieron todas a hacerse unos broches con una lucecita. Justo cuando estaban recogiendo, apareció Vanesa Cabañas, ingeniera aeronáutica de AENA y mentora del proyecto de Mujer e Ingeniería de la Real Academia de Ingeniería. Les explicó historias de la aviación, por qué las pistas de aterrizaje se ponen en determinados sitio o lo que hace falta para estudiar ingeniería. Sí, matemáticas. Pero eso no les importa nada a estas niñas.
Para mañana, tengo de deberes encontrar el nombre de la gallega que está a cargo del nuevo telescopio de la NASA, o sea, Begoña Vila, con mil personas a su cargo y un presupuesto mayor que el de dos ministerios porque me quedé en blanco cuando conté su historia y no supe cómo se llamaba. Y una niña me ha prometido que se va a traer un libro “muy chulo del Museo de Ciencias de Londres”.
Cuando Vanesa acabó la charla, se le fueron acercando niñas con retratos que le habían hecho en un aeropuerto, con aviones, sin que se lo hubiéramos pedido y en muchos ponía “Gracias”. Para que luego seamos catastrofistas con la educación.
Ayer salieron ya con su camiseta puesta de “La Fuerza de las Mates”, hechas todo un equipo. También con su broche “robótico” y nuevas amigas. ¡Equipazo en nuestro campamento tecnológico!
Para seguir aprendiendo:
- Campamento Smartick, día 1
- Campamento tecnológico Smartick: coding en el día 2
- Silicon: La mujer se abre paso en el sector tecnológico
- Un campamento Smartick para despertar vocaciones tecnológicas en las niñas
- Campamento Smartick: Autógrafos de ingeniera y matemático en el día 4