Como decía Mahatma Gandhi “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”…. y qué razón tenía. Educar a nuestros pequeños en los valores de la constancia, la perseverancia y el esfuerzo hará que se conviertan en luchadores de su propio destino, evitando el conformismo de una simple vida. Pero, ¿cómo conseguir que el esfuerzo se convierta en un hábito?
Es un proceso. El valor del esfuerzo no es innato sino que es el resultado de un largo aprendizaje y que camina en paralelo junto a la motivación. Sólo existe el esfuerzo si pensamos que merece la pena luchar por algo. Por ello, es fundamental buscar esa chispa que se encuentra dentro de cada niño.
Eres su ejemplo de vida
Tu obligación debe ser actuar como modelo de superación, estimulando de manera progresiva su independencia y autosuficiencia. Un primer paso para crear en los pequeños este hábito es:
- Presenta el esfuerzo y la constancia de una manera positiva.
- Explica y razona el porqué de su trabajo alimentando de esta forma su satisfacción por la tarea bien hecha.
- Aprovecha el día a día para observar y reforzar su esfuerzo.
- Trata de que sea él quien tome la iniciativa y, sólo si pide ayuda, brindársela.
- Ser exigente, pero sin imposición, en la realización de su trabajo.
Enséñale
- A establecer pequeñas metas. Recuerda que deben ser planteadas a corto plazo, concretas y con alta probabilidad de éxito en sus resultados, no permitiendo que las abandonen al primer intento fallido.
- A adquirir el hábito de comprometerse con sus tareas diarias, no permitiendo que las dejen sin terminar.
- A saber perder en los juegos. Aprovecha esta oportunidad de aprendizaje para trabajar las frustraciones, los berrinches y su autocontrol.
- El poder del afán de superación. La suerte nunca puede ser la respuesta.
- A aprender a superar las contrariedades buscando soluciones a los problemas diarios y no permitiendo que la queja reine en su vida.
La paciencia
La constancia, la firmeza, la persistencia, la tolerancia, el tesón…son valores humanos relacionados con ella. Para poder conseguir el éxito es necesario nutrirse de paciencia para ser capaces de aguantar en los momentos que aparezcan nubarrones y el pensamiento de rendición está rondando en nuestra cabeza. Una buena forma de comenzar a cultivarla es a través de cuentos infantiles en la que los protagonistas consiguen sus objetivos a largo plazo, en la hora del juego (por ejemplo, enseñarle a respetar el turno, jugar a juegos de mesa como son los puzles, rompecabezas, juegos de construcción…). También es importante aprender a escuchar a nuestro pequeño, empatizar y tener un diálogo activo con él, no darle rápidamente lo que desea y premiar sus conductas de espera.
Recuerda
“En la vida ni se gana ni se pierde, ni se fracasa ni se triunfa. En la vida se aprende, se crece, se descubre; se escribe, borra y reescribe; se hila, se deshila y se vuelve a hilar”. (Ana C. Blum)
El esfuerzo diario, la rutina, hábito, compromiso, constancia, alcanzar pequeñas metas, afán de superación, exigencia, aprender a fallar son sin duda sentimientos y actitudes que conocen y practican bien nuestros niños Smartick.
Para seguir aprendiendo:
- 6 consejos para que tus hijos tengan éxito con las matemáticas
- Un año y medio con Smartick
- La importancia del deporte para aprender y consolidar valores
- Cómo cultivar el sentido de la responsabilidad en los niños
- Competir para crecer. Aprendizajes de la competición
- Consejos para que los peques aprovechen el verano - 04/07/2018
- ¿Se debe recompensar a los niños por las notas? - 20/06/2018
- Padres adictos al móvil. ¿Predicamos con el ejemplo? - 06/06/2018
Gracias María por este artículo tan interesante. Ojalá puedas desarrollar más el tema en otros artículos más extensos.
Por cierto, voy a contar a mis hijas que eres entrenadora de Ajedrez. Muy inspirador!!
Posiblemente sea el mejor artículo que he leído en Smartick. Ojalá lo lean muchos padres y se tomen con máximo interés. Enhorabuena , MARÍA RODRIGO , y gracias pues me has vuelto a mi época de «padre educador». gracias de nuevo.