La comunicación es la virtud más poderosa que poseen los humanos pero, tras ella, podemos encontrar un arma de doble filo. Es bien sabido que el lenguaje y los comportamientos que los pequeños muestran cuando se enfrentan al mundo son, en gran parte, reflejo de sus modelos de conducta (padres y educadores).
Es por ello que se hace necesario nivelar la balanza educativa hacia la positividad con el objetivo de brindar una mente motivadora, plena, optimista y autónoma a nuestro pequeño.
Comencemos a aplicar el principio ”Educación positiva = mente positiva”
- Conviértele en un explorador de la vida: Genera en tu hijo el bicho de la curiosidad, deja que se equivoque y se vuelva a equivocar pero siempre motivándole a que sea él quien busca sus propias respuestas y soluciones.
- Confía en él: En una educación sana debe primar el concepto de autonomía. Una buena estrategia es establecer juntos tareas que pueda ir realizando él sólo o con vuestra ayuda (higiene, vestirse, hacer la mochila, poner/quitar la mesa…). Pero recuerda que estas tareas siempre tienen que ser adaptadas a su nivel de madurez.
- Refuerza cada pequeño paso: Reforzar cada uno de sus esfuerzos y logros hará que su inseguridad se desvanezca. Tiene que escuchar frases del tipo: “¡Estoy muy orgulloso de ti”, “Has dado lo mejor de ti”, “Eres especial”.
- Enseña el valor de las cosas: Dota de significado positivo cada regalo que le hagas, evitando el regalar por regalar, premiando el esfuerzo y los buenos hábitos. Además, si premiamos con regalos que van más allá de lo material estaremos educando una mente poco consumista y alejada de las creencias “tengo, necesito…”
- Háblale con el corazón. A veces se nos olvida que el ser humano es emocional y acabamos monitorizando nuestro discurso y, en general, nuestra propia vida desde el plano racional, tachando el sentimental. Habla de emociones, de cómo te sientes, de cómo te ha afectado.
- Sé pacífico estableciendo límites y normas. Los pequeños deben conocer que no todo vale y que hay reglas de convivencia que hay que aprender y respetar. Una buena estrategia para realizar un cambio de conducta es emplear la “técnica del sándwich”. Es una técnica psicológica positiva muy fácil de implementar y que se basa en la crítica constructiva. Tiene tres pasos:
- Elogiar mediante un mensaje corto y sincero.
- Petición para el cambio de conducta. Deben aparecer tres palabras claves: PERO (expresa tu disgusto y problema), CUÁNDO (habla de situaciones concretas), PEDIR (el cambio de conducta, “me gustaría que…”)
- Mensaje positivo.
- El sentido del humor debe reinar. Comienza por sonreír y ponerle ganas a la vida para transmitir a tu hijo esa positividad. Utiliza un lenguaje amable, optimista, con frases simpáticas. Comparte momentos de humor mediante juegos, vídeos, monólogos, chistes. Enséñale a observar y comprender nuestro mundo de un modo divertido: aprender a reírnos de nuestros propios errores e imperfecciones para crecer como personas.
En palabras de Martin Seligman: “La vida inflinge los mismos contratiempos y tragedias tanto en el optimista como en el pesimista, sólo que el optimista las resiste mejor”.
Para seguir aprendiendo:
- 6 consejos para aumentar la autoestima en los niños
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En punto 3. para reforzar cambiaría la frase «estoy orgulloso estoy de ti» por «debes estar muy orgulloso». Motivar vs alabar