En este post explicamos cómo se pueden desarrollar las habilidades de los más pequeños para enfrentarse a situaciones de intercambio de información en las que conocer la verdad de lo que se dice es importante, ya sea para saber qué actitud adoptar o qué decisión tomar. Se trata, básicamente, de enseñar estrategias críticas que permitan identificar cuándo se dice algo que puede ser cuestionado o defendido, y qué tipo de preguntas se pueden formular.
Posverdad
Esta situación a la que nos referimos no es trivial. De hecho, desde hace unos años circula una palabra que, aunque ya no esté tan de moda, puede explicar ciertos aspectos del momento en el que vivimos: la posverdad. Aceptando que no es algo completamente nuevo, tal vez sea la primera vez que el menosprecio de la verdad cristaliza en un contexto altamente tecnologizado, en el que, además, la ciudadanía está convencida de que es libre para creer únicamente aquello que justifica su propia ideología.
El diccionario Oxford la eligió palabra del año 2016 por razones estadísticas de peso fue la palabra cuyo uso se incrementó en 2015 un 2000 % con respecto al año anterior. Un síntoma de que algo sucedía. Según Lee McIntyre, “la posverdad no es tanto la afirmación de que la verdad no existe, sino la de que los hechos están subordinados a nuestro punto de vista político” (McIntyre: 2018).
Como si la verdad fuera un producto que se vende en el supermercado y cada cual pudiera elegir la que más conviene con su ideología. Se consume y reproduce la información sin importar si esta es de mala calidad o si proporciona una imagen deformada de los hechos; lo que importa es la posición que cada cual ocupa al defender unas opiniones y no otras.
Tecnificación
Algunos autores han sugerido que, para evitar análisis ingenuos sobre la aparente novedad de la posverdad, es necesario ampliar el marco temporal y pensar en la secuencia de los últimos cuarenta o cincuenta años. Desde esta perspectiva, la posverdad no sería un punto de inflexión, sino la expresión extrema de una serie de cambios en términos económicos, culturales y en el orden de la subjetividad y las motivaciones individuales (Rendueles: 2017).
Sabemos, además, es imposible pensar los procesos de socialización y autocomprensión de la sociedad prescindiendo de la realidad técnica del momento; y esto, hoy, es Internet, la web 2.0 y plataformas como Facebook, Twitter o Youtube. Así lo ha hecho ver Arias Maldonado: “Ningún análisis puede dejar de lado una genuina novedad que nos permite distinguir entre las posverdades de hoy y las simples falsedades de ayer, a saber: las tecnologías digitales de la comunicación” (Arias Maldonado: 2017).
Hechos alternativos
No es extraño que en este contexto tiendan a proliferar y reivindicarse los «hechos alternativos” y su envés, las “noticias falsas”. Sin embargo, deberíamos no confundir las noticias falsas con proporcionar información acerca de supuestos hechos alternativos. Las noticias falsas son coberturas informativas inapropiadas, en la medida en que distorsionan los hechos mediante juicios de valor e interpretaciones sesgadas. Como apunta Amorós en el vídeo de más abajo, no debemos observar con indiferencia las consecuencias que se derivan de ello.
Estar a favor de estos supuestos hechos alternativos no es defender el pluralismo ni la libertad de expresión, sino cancelar la posibilidad autocorregirnos reflexivamente. El objetivo de estrategias es el éxito, no el entendimiento; y el éxito se define por la generación de «ideas erróneas que establezcan una opinión pública que sea rápidamente reproducida por los propios usuarios” (Amorós: 2018). En este sentido, es urgente que sepamos distinguir bien entre lo que es informar y crear opinión, puesto que, de lo contrario, puede que acabemos acomodándonos en la ilusión de que más allá de las opiniones de cada cual, no hay información genuina.
Ideología
La posverdad no es la negación de las ideologías, sino una forma profundamente ideológica de hacer frente a las cosas. Y se basa en negar una tesis fundamental de nuestra cultura, recogida por la filosofía y la ciencia desde sus inicios: la verdad de ciertos hechos no depende de si coinciden con nuestras preferencias, de lo que sentimos ante ellos o de si concuerdan con nuestras creencias previas. Por mucho que nos empeñemos, que lo que pensamos sea verdadero no depende de que nosotros consideremos que lo es.
El estatuto de verdad no se elige ni es un asunto que pueda decidir cada cual según su capricho: “Aunque el punto de vista subjetivo sea inevitable en cada hablante, la subjetividad tiene límites. No se puede decir cualquier cosa de cualquier manera. Si lo más importante es comunicar algo a través del lenguaje, hace falta una base común, pues sin ella no se comunica nada. Los significados, los usos lingüísticos, deben ser compartidos” (Camps: 2017).
Esto no significa que la verdad o la objetividad no sean objeto de controversia; tampoco que no seamos falibles. Pero esto no supone un auténtico problema. La formación de controversias y su correcta gestión es un buen indicador de madurez social, política y cultural. Sin embargo, ello requiere una sociedad capaz de analizar las evidencias y reconocer su calidad, de examinar e interpretar la información, de evaluar las razones que se aducen a favor de un tema u otro.
Smartick Thinking
Ahora bien, ¿cómo traducimos en Smartick este problema para que potencie la formación de los más pequeños y aprendan destrezas básicas del pensamiento crítico? Cada uno de los ejercicios que trabajamos con los niños tienen una justificación específica y sólida, para cuya elaboración nos servimos de los conocimientos y enfoques que proporciona la filosofía. En cuanto a los contextos, están adaptados a sus edades, puesto que lo que importa no es tanto el decorado como la estructura del problema.
En los ejercicios que mostramos a continuación, por ejemplo, se puede ver a uno de nuestros personajes, Otto, informando a Amy, de que hay un elefante en su habitación. La primera reacción es afirmar que eso es improbable. Y si, en efecto, no hay ningún elefante, Otto está informando inadecuadamente a Amy. ¿Pero cómo lograr que esto se ponga de manifiesto a través de preguntas? Cada pregunta, que es a la vez un gesto crítico y creativo, introduce una distancia, revela un escepticismo prudente. Veámoslo.
Referencias
- Amorós, M. (2018). Fake news. Plataforma: Barcelona.
- Camps, V. (2017). «Posverdad, la nueva sofística»; en Ibáñez Fanéz, J. (ed.) (2017). En la era de la posverdad. Calambur.
- Maldonado, M. A. (2017). «Informe sobre ciegos: genealogía de la posverdad»; en Ibáñez Fanéz, J. (ed.) (2017). En la era de la posverdad. Calambur.
- McIntyre, L. (2018). Posverdad. Cátedra: Madrid.
- Pinker, S. (2021). Racionalidad. Paidós: Barcelona.
- Rendueles, C. (2017). «¿Posverdad o retorno de la política?»; en Ibáñez Fanéz, J. (ed.) (2017). En la era de la posverdad. Calambur.
Para seguir aprendiendo:
- ¿Qué son las fake news?
- Noticias falsas y niños. 10 pasos para ayudarlos a identificarlas
- Cálculo Mental: qué es y para qué sirve
- ¿Es bueno utilizar algoritmos alternativos como ABN “mezclados” con los tradicionales?
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