Durante la niñez, el desarrollo de nuevas conductas y habilidades cognitivas se ve soportado por la capacidad del cerebro de ser modificado en su estructura y en su funcionamiento. Como hemos mencionado en posts anteriores (desarrollo del cerebro y neuroplasticidad), esta capacidad del cerebro de ser modificado está influenciada por dos factores, la genética y la experiencia.
Las personas experimentamos un período prolongado de desarrollo que se extiende hasta la adolescencia e inicio de la adultez temprana. Johnson (2011) sugiere que este desarrollo prolongado constituye una ventaja evolutiva, ya que permite tener una ventana de tiempo más amplia para que el cerebro esté expuesto a experiencias que le ayuden a fortalecer y refinar las redes neuronales implicadas en los distintos procesos cognitivos.
Durante la niñez, se han descrito algunos períodos en donde el cerebro, y sus distintas redes neuronales, presenta una máxima sensibilidad a las influencias del ambiente. A estos períodos se les conoce como periodos sensibles (Mackey, Raizada, y Bunge, 2013), y se considera que si durante dichos períodos los niños están expuestos a un ambiente rico en estimulación el desarrollo del cerebro puede verse reforzado.
En la actualidad se están realizando diversos estudios en busca de evidencia acerca de la influencia que tienen ejercicios de entrenamiento cognitivo en el desarrollo de procesos como la atención y la memoria. Rueda y colaboradores (2005, 2012) han realizado distintos estudios en donde encuentran que después de realizar un programa de entrenamiento de la atención, los niños presentan mejoras en medidas de razonamiento, así como patrones de activación cerebral similares a los que presentan niños de mayor edad.
Esto sugiere que un medio ambiente rico en estimulación puede proveer al niño con las experiencias necesarias para apoyar el desarrollo de sus capacidades cognitivas.
Referencias
Johnson, M. H. (2011). Interactive specialization: a domain-general framework for human functional brain development? Developmental Cognitive Neuroscience, 1(1), 7–21. doi:10.1016/j.dcn.2010.07.003
Mackey, A. P., Raizada, R. D. S., & Bunge, S. A. (2013). Environmental influences on prefrontal development. In D. T. Stuss & R. T. Knight (Eds.), Principles of Frontal Lobe Function (2nd ed., pp. 145–163). New York: Oxford University Press.
Rueda, M. R., Checa, P., & Cómbita, L. M. (2012). Enhanced efficiency of the executive attention network after training in preschool children: immediate changes and effects after two months. Developmental Cognitive Neuroscience, 2 Suppl 1, S192–204. doi:10.1016/j.dcn.2011.09.004
Rueda, M. R., Rothbart, M. K., McCandliss, B. D., Saccomanno, L., & Posner, M. I. (2005). Training, maturation, and genetic influences on the development of executive attention. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 102(41), 14931–6. doi:10.1073/pnas.0506897102
Para seguir aprendiendo:
- La experiencia y los procesos cognitivos
- ¿Que son los períodos sensibles del desarrollo?
- Desarrollo de la auto-regulación durante la infancia
- Fortaleciendo el razonamiento a través del entrenamiento cognitivo
- Hablemos de la inteligencia I