Cualquier familia se queda tranquila cuando ve que los hijos se van contentos al colegio. Que la vuelta al cole después de las vacaciones de verano no sólo no les supone un trauma sino que están deseando volver a estar con sus amigos de clase. Los componentes para que eso ocurra son variados, pero hoy me quiero centrar en la confianza de los niños en sí mismos porque creo que es fundamental.
Los niños van contentos a un colegio en el que saben que, si se esfuerzan, si prestan atención, si se comportan con respeto hacia el profesor y hacia sus compañeros, el ambiente hará que sea interesante aprender. Pero, a veces, no es tan fácil. Con esa sola frase, se puede dar pie a horas de debate sobre los sistemas educativos, pero no es nuestra intención. Sólo quiero centrarme en la autoestima y la confianza en sus capacidades, tema complejo, por cierto.
A veces, es difícil que a un niño que se vaya quedando atrás en matemáticas, por ejemplo, los profesores le puedan dedicar la atención que merece. Todavía no somos Finlandia, donde enseguida se ponen remedios para esos niños que necesitan un poco más de apoyo. Y, con las mates, es muy fácil perder el paso. Los hay que tienen la suerte de que, en casa, sus padres tengan especiales habilidades para explicar el concepto que no se ha “pillado”, como dicen ellos, en el aula, pero, por desgracia, también hay padres que delante de sus hijos hablan de la dificultad de las matemáticas, del rollazo que son los números y van sembrando así, sin querer, el camino para que sus hijos también acaben por considerar que a ellos se les dan mal. Como si fuera algo congénito, como si, cuando se lanzaron a descodificar el genoma humano, lo hubieran hecho convencidos de que había que encontrar ese gen que determina que alguien es inútil para las operaciones aritméticas.
La autoestima, por otra parte, no es algo que venga tan fácil como decirle continuamente a nuestros hijos que son muy listos. No. En este artículo, por ejemplo, cuentan que 30 años de estudios científicos han demostrado que es mucho más eficaz alabar a nuestros hijos por los esfuerzos rutinarios que hacen que decirles que son muy listos o que tienen un talento especial.
No es muy políticamente correcto, lo sabemos, eso de premiar el esfuerzo y el entrenamiento, frente a una creatividad por ciencia infusa o esos talentos naturales. Pero la experiencia demuestra que la constancia sirve y mucho. Y eso precisamente es Smartick. Claro que queremos que mientras los niños hacen su sesión se lo pasen bien y disfruten. Pero, en esta vuelta al cole, conviene resaltar que Smartick no es un juego, es un método para aprender matemáticas, cada niño a su nivel. Pero son matemáticas y no es magia. Para que funcione, necesitamos que los niños le dediquen 15 minutos al día, animados por unos padres que quieran de verdad que la autoestima de sus hijos esté basada en el esfuerzo y en los resultados.
Con Smartick, los niños se sienten más sueltos con los números. No les tienen miedo. Van contentos a clase de matemáticas. En el inicio del curso, tenemos que agradecer a miles de padres que sepan que el esfuerzo de que sus hijos hagan 15 minutos de matemáticas a su medida merece la pena. Y que, de todas formas, para los padres, es menos esfuerzo que llevarlos a una academia, que corregir cuadernos, como en otros métodos.
Vuelta al cole y, en Smartick, para servirles. Que no quede por nosotros el mejorar la autoestima de sus hijos. Que se la ganen con esfuerzo.
Para seguir aprendiendo:
- Feliz vuelta al cole, nosotros seguimos en casa
- Autoestima buena y mala respecto a las matemáticas
- Smartick suma otros 100 principales al equipo
- Dominar las mates con Smartick: objetivo de vuelta al cole en Guía del Ocio
- 5 consejos prácticos para la vuelta al cole
Hola me gustaría saber más hacerca de este método tengo don niños de 4 años y una niña de 2 y estoy algo perdida en este tema.. A mi las mates se me daban fatal y no quiero perjudicar por ello a mis hijos en un futuro. En su cole su que aprecian mucho el esfuerzo y también así son niños con altas capacidades así que todo lo que pueda ayudarles me alegrara. Gracias y enhorabuena
Estoy plenamente de acuerdo que enfrentarse a la asignatura de matemáticas sin ningún tipo de miedo o frustración hace que los niños sientan una mayor autoestima.
Mis hijos llevan practicando Smartick desde hace varios años y creo que tienen unos índices de asistencia bastante altos. Siempre he pensado que deben ser de los niños más antiguos que están conectados actualmente en Smartick (más que nada porque veo que su porcentaje de programa superado es cercano al 85% respecto de otros niños de su edad).
No les he visto nunca estudiar matemáticas para los exámenes de mates… De hecho nunca mencionan si han tenido examen. Sus resultados académicos son buenos. En definitiva, estamos muy contentos.
Lo curioso es cómo reaccionan sus profesores cuando conocen que hacen Smartick… Al niño no le han dado la mención de honor en 4º de Primaria porque consideran que hacer Smartick es como hacer trampa… Según ellos cuenta con ventaja sobre otros niños que no lo hacen y, por tanto, no valoran en sí su capacidad. En el caso de la niña, curiosamente, y tras dos años de media de sobresaliente en todas las asignaturas, menos en la última, le han bajado la nota final de sobresaliente a notable para todo el ciclo… suponemos atónitos que por algo similar.
Problema: que ese sentimiento de autoestima que hemos trabajo durante tanto tiempo se ve «temporalmente» frustrado porque un niño que se esfuerza quiere ver también su recompensa… y ver al menos una mención de honor o un sobresaliente de media en sus notas, sobradamente merecido, creo que es una justa recompensa después de tanto esfuerzo diario mantenido durante varios años.
Tan solo quería compartir con vosotros esta pequeña anécdota que nos sucedió en junio.
Este año comienzan con profesores nuevos, ciclo nuevo, sistema nuevo, con una asignatura de robótica… esperamos que sepan valorar justamente sus capacidades. Un abrazo a todo el equipo.