Estudios varios científicamente muy solventes, como los de Walter Mischel, Martin Seligman, Angela Duckworth y otros, confirman que la habilidad cognitiva (medida por ejemplo a través del coeficiente intelectual – IQ) no es un indicador fiable del éxito y los logros que ayudan a tener una vida más feliz, mayor éxito académico y social (carrera profesional, vida familiar estable, no caer en adicciones nocivas, evitar episodios violentos ni tener antecedentes delictivos, etc…). Una buena capacidad cognitiva ayuda, como no, pero la realidad es que no explica bien por qué unos niños triunfan y otros descarrilan. Sin embargo, esas mismas investigaciones apuntan a un indicador mucho más fiable: un buen carácter con cualidades como la gratitud, la curiosidad, el optimismo, al autocontrol, la constancia … y sobre todo el coraje (grit en inglés), entendiendo como tal el compromiso sostenido en el tiempo a una dedicación o tarea para conseguir un objetivo.
Y bien, la pregunta evidente es ¿cómo se puede desarrollar ese coraje? Pues bien, parece que el factor clave es el fracaso, más concretamente, aprender a fracasar, tolerar la frustración y volver a intentarlo. Para conseguirlo es inevitable, por tanto, enfrentarse a retos que te expongan a una posibilidad cierta de fallar. Lo explica muy bien Paul Tough en su libro “How children succeed. Grit, curiosity and the hidden power of character”.
Existe una preocupación creciente en nuestra sociedad, entre padres e instituciones, de que estamos educando a nuestros hijos entre algodones, sin exponerles a ningún tipo de riesgo, incluido el de fallar. En Smartick lo conocemos bien, algunos padres nos escriben o llaman diciéndonos que sus hijos no soportan equivocarse, que lloran cuando la barra de la sesión se les pone en rojo porque no responden suficientemente rápido y bien, siendo incluso a veces un motivo de baja. Sin embargo, sabemos que equivocarse y manejar adecuadamente la frustración es esencial, no solo para aprender matemáticas, si no para forjar el carácter. Desde Smartick ponemos nuestro granito de arena.
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Excelente exposición.- Estos expositores son los que deberían de elaborar el contenido de los libros en los cuales se apoyen los mentores de los diferentes centros educativos. Con este tipo de enseñanza nuestros hijos saldrían mejor preparados para enfrentar los siguientes grados de estudio, tales como secundaria, preparatoria y no se diga de las licenciaturas, a las cuales se llega sin los conocimientos necesarios para aprobar las materias que en ellas se imparten; felicidades admirables expositores.