Una de las cosas que más ilusión nos hizo al equipo Smartick en los días de Spain Start Up fue la manera en la que nos presentó en el escenario principal Paris de L’Etraz, entusiasta inversor y profesor del Instituto de Empresa.
Cuando saltó al ruedo de ese evento que ha tenido Las Ventas como sede para presentar a Javier Arroyo y a Daniel González de Vega, fundadores de Smartick, preguntó antes a cuántos del público le gustaban las matemáticas. No eran mayoría. Y dijo que seguro que, de los que habían levantado la mano, muchos eran empollones de sus clases, no siempre comprendidos. “Pues estos tipos que vienen ahora quieren que las matemáticas molen”. Y, en parte, es lo que queremos en Smartick. Que a los niños y a las niñas ser buenos en matemáticas les parezca que les ayudará en su futuro pero, que, además, crean que les convierte en gente interesante, porque quieren profundizar en cómo funciona el mundo, porque quieren tener datos para que no les engañen, porque quieren contribuir a diseñar la tecnología y a saber usarla bien.
No va a ser fácil, de todas maneras. Entendemos que, por ejemplo, los futbolistas seguirán siendo para muchos niños los modelos. Y en Smartick queremos todo tipo de niños. También a los fascinados por el fútbol. Uno de mis hijos, por ejemplo, es muy del Atlético de Madrid, del himno de Sabina, muy Arda Turan sin que hayan tenido que ver ni genes ni ambiente.
Pues Luis, así se llama, vio el pozo de las sugerencias de Smartick y pidió que el avatar pudiera comprar algún uniforme de fútbol. Y así ha sido. Hay ya unas cuantas camisetas a rayas. Así, tendremos a niños que les gusta mucho el fútbol, haciendo mates todos los días con Smartick.
Del deporte hay mucho que aprender. Del esfuerzo. De la necesidad de no darse por vencido. De los que se juegan en equipo. De la fortaleza mental en los deportes individuales. De los entrenamientos. ¿Por qué no llevar esa filosofía a lo académico? ¿Por qué no conseguir que los niños vean esos 15 minutos de Smartick como el mejor entrenamiento para su futuro?
Tener las matemáticas muy claras, dominarlas, quererlas, les abrirá muchas puertas. Las hemos querido hacer entretenidas, pero no son un juego. Pero sí, queremos que molen. Por eso nos aliamos con sus gustos en fútbol, los de aquellos que los tengan. Mi hijo Luis ya ha ganado sus tics para vestir a su avatar del Atletic. A lo mejor hay otros niños que son más de baloncesto y ya han pedido sus camisetas en el pozo de las sugerencias.
De mates, de otros mates, sabe Lebron James. Ulises, un niño que conozco de seis años, le escucha atentamente en youtube cuando explica en apenas un minuto lo importante que es esforzarse. Ahora, él sabe cuáles son sus puntos a mejorar en el baloncesto y pide ir a jugar cada vez que puede. A mejorar. ¿Por qué no soñar con que alguna vez lo consigamos con las mates? Tener a niños ilusionados con los mates, las mates y los goles. Que no lo vean incompatible.
Aquí os dejamos el speech de Lebron James:
“Para ser el mejor, tienes que ser el que más duro trabaja. Tienes que perseguir lo que parece imposible, una vez y otra vez y otra vez. Abandonar no es una opción. Cuando sientes que estás al límite, es solo el principio”.
Nosotros no queremos que los niños sufran con las matemáticas como si fueran la segunda mitad de un maratón. No. Nosotros los ponemos al límite de su capacidad, pero les vamos subiendo poco a poco. Hasta que se encuentren tan cómodos con las mates que les gusten. Hasta que las hagan un hábito diario. Que los números le permitan ver el mundo como un base de baloncesto observa lo que tiene por delante. Como un centrocampista reparte el juego. Así, sobre todo, serán jugadores en este mundo tecnológico, y no sólo público.
Para seguir aprendiendo:
- «Los niños que hacen Smartick son conscientes de la importancia de las matemáticas»
- Fundación Celeste y Smartick: 5.000 becas de matemáticas para niños en Uruguay
- Smartick se hace mayor con su primera campaña de publicidad
- Boston-Oxford-San Petersburgo y los niños prodigio con los números
- De un refuerzo de verano a un niño enamorado de las matemáticas