Juegos que pueden mejorar habilidades mentales

Ante los juegos digitales podemos pertenecer a uno de estos cuatro grupos: los que juegan en cuanto pueden, los que no queremos engancharnos y por eso ni los bajamos –sí, ahí estoy yo—, los que directamente no saben de qué hablamos cuando se nombra Dots y, sí, hay otro, de personas que los juegan esporádicamente.

Sea usted del grupo que sea, a lo mejor le interesa saber que ya hay universidades estudiando cómo pueden esos juegos mejorar nuestras conexiones cerebrales, o sea, cómo podemos conseguir que esas sesiones tan adictivas sean como gimnasios mentales. Según cuenta un reportaje del New York Times, la posibilidad de tratar depresiones o el déficit de atención con este tipo de juegos no es algo que pertenezca a la ciencia ficción. Se está trabajando ya en ello y parece factible que en pocos años haya médicos que recomienden jugar a determinados juegos aprobados “médicamente” por las autoridades competentes.

En la Universidad de California en San Francisco, cuenta el reportaje, el departamento de neurociencia ya ha diseñado juegos para que las personas adultas, por ejemplo, mejoren su memoria en el mundo real. Tetris, según el artículo, sería uno de los juegos más estudiados con conclusiones sobre la mejora de la memoria y de habilidades cognitivas.

Los aficionados a estos juegos se sabrán la historia de Flappy Bird, que el propio creador retiró de la circulación por considerarlo demasiado adictivo. Pero entonces llegó Threes, mucho más amable, con una música agradable, un juego de matemáticas donde se consiguen puntos sumando múltiplos de tres. Una de nuestras revistas favoritas, Fast Company, alaba el diseño de este juego al que le han salido copias como Eights.

En neurociencia uno de los grandes debates de la actualidad es cómo puede influir la tecnología –y en gran medida los juegos– en la educación. Para los que tengan interés, aquí dejamos una conferencia de Paul Howard Jones, uno de los investigadores más importantes en cómo la tecnología puede mejorar el aprendizaje.

En Smartick, como habrán ido viendo en las sucesivas actualizaciones de la plataforma, le estamos dando importancia a los juegos del mundo virtual, siempre con el propósito de que estimulen habilidades que consideramos importantes. Para conseguirlo, estamos debidamente asesorados por especialistas en neuroaprendizaje. Porque en esta empresa, en la que vamos de la mano de sus hijos, creemos firmemente en la investigación y el desarrollo.

Los políticos no estaban haciendo los deberes con la mejora de la educación, y nacimos porque Smartick quería aportar soluciones. En el camino, nos hemos ido apasionado por la investigación y el desarrollo, mientras la prensa se llena de titulares con recortes en esta materia. El neuroprendizaje y cómo estimularlo es el gran debate mundial en la educación y nosotros, Smartick, queremos estar ahí.

Como siempre, estaremos encantados de compartir experiencias si nos escriben. Y, como siempre también, les recordamos que, por muy buenos que sean los juegos, no se olviden nunca del mundo real, de meriendas y risas, balonazos y escondites, de partidas de ping pong y dibujos con ceras. Tiempo para todo.

Para seguir aprendiendo:

• Explorando el entrenamiento cognitivo con juegos de memoria
• Historias de Luz: Smartick desarrolla un programa de entrenamiento mental para mejorar el rendimiento académico de los niños
• Las habilidades cognitivas a lo largo de la edad adulta
• 1,3 mill. de la UE para aunar entrenamiento cognitivo y matemáticas
• Smartick en Chile: cómo utilizar la inteligencia artificial en matemáticas

La diversión es la forma favorita de aprender de nuestro cerebro

Diane Ackerman

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Berta González de Vega

Cree que no sabe ser más que periodista y, por curiosa, anda ahora entusiasmada leyendo sobre la enseñanza de las matemáticas, de la comprensión lectora y de educación en general. Si se le hubieran dado mejor los números, puede que hubiera sido médico, como su padre y como su abuelo. Pero, además de sentirse apabullada por las derivadas, se le cruzó un reportaje de la revista Rolling Stone aquel año que pasó en Seattle. Domina el inglés y nunca pensó en las matemáticas como en el verdadero lenguaje universal. Es trotadora de paseo marítimo de Torremolinos y tiene tres hijos que coleccionaron ticks de Smartick: Pablo, Luis y Berta.

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