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20Mar

El diálogo socrático y SocraTick

¿Quién es SocraTick? ¿Qué lugar ocupa dentro de Smartick? ¿Cuál es la función de SocraTick en un entorno de formación orientado al pensamiento crítico? ¿Cómo contribuye a la formación de los más pequeños? ¿En qué consiste su diálogo socrático? En la siguiente entrada intentamos responder a estas preguntas.

SocraTick, el robot que sabe preguntar

SocraTick es uno de los robots más famosos de Smartick. SocraTick es un robot que procede del planeta F1l0t1ck (Filo-Tick). Ha llegado a la Tierra para recopilar información sobre los humanos y aprender sobre ellos.  De hecho, ya ha hecho gala de su curiosidad, y siempre se lo recuerda a los niños: a SocraTick le encanta aprender cosas de los humanos. Le gusta hacer preguntas, pero como veremos a continuación, las preguntas de SocraTick son especiales: en base a ellas se desarrolla el diálogo socrático.

Socratik, el robot filósofo de Smartick.
Socratik, el robot de Smartick que anima el aprendizaje mediante preguntas.

El diálogo socrático

Desde la teoría de la argumentación se ha defendido la idea de que los intercambios comunicativos en los que nos implicamos diariamente requieren, para su correcto desarrollo, reglas, procedimientos, objetivos y beneficios diferentes.

Walton y Krabbe, dos exponentes importantes de la teoría de los diálogos junto con Blair, afirman que los intercambios comunicativos “pueden pensarse como juegos de diálogos, en el sentido que los dos participantes asumen turnos haciendo movimientos y ellos tienen metas y estrategias al hacer sus movimientos. Pero, el punto principal es que estas estructuras o sistemas de diálogos son modelos normativos que representan ideales de cómo uno debe participar en un cierto tipo de conversación si uno está siendo razonable y cooperativo” (Walton, Krabbe: 1995). En otra entrada sobre diálogo, nos ocupamos brevemente de estas cuestiones.

Lo que ahora nos interesa es dar cuenta de uno de esos tipos de intercambios comunicativos; en concreto, del “diálogo socrático” que venimos citando. El diálogo socrático comienza siempre con una motivación general del tipo “¿qué es la amistad?” o “¿qué es la responsabilidad?”. A partir de ahí, se trata de una sucesión metódica de preguntas y respuestas.

Y decimos “metódica” porque, aunque para responder a las preguntas no se precisa un conocimiento especializado -basta con la propia experiencia de quien responde, lo que vendría a ser su sentido común-, las preguntas se formulan con un objetivo ineludible: comprobar hasta qué punto las respuestas son consistentes, están bien razonadas, y contribuyen, por tanto, a una comprensión fina del asunto que ha desencadenado el diálogo. Esa es la clave del diálogo socrático.

Como apunta Marraud, “el diálogo socrático surge de una necesidad de clarificación conceptual y es una exploración conjunta del alcance de un concepto a partir de las experiencias de los participantes, que buscan así una definición satisfactoria” (2021). Esto es fundamental para entender la función de SocraTick en Smartick.

 

Pintura mural de Sócrates, el filósofo griego sobre cuya imagen se ha creado Socratick, el robot filósofo de Smartick.
Pintura mural en la que se representa a Sócrates, siglos I-V d. C. Museo de Éfeso, Turquía. (Imagen de dominio público).

 

La razón de que el diálogo socrático responda a este esquema es el propio Sócrates, un griego ateniense que ha pasado a la historia del pensamiento, entre otras cosas, por ser el personaje principal de las obras filosóficas de Platón, quien además fue su alumno. Aunque no disponemos de textos suyos, a Sócrates se le conoce por tener la costumbre de interpelar a sus conciudadanos acerca de sus creencias y comportamientos, y mediante este juego de preguntas y respuestas, lograr poner de manifiesto, por ejemplo, si estos manejaban buenas razones o no, o si creían en cosas contradictorias sin haberlo advertido.

Gregorio Luri lo resume diciendo que “toda la actividad filosófica de Sócrates va encaminada a dilucidar qué saben realmente los hombres cuando dicen que saben”. En este sentido, añade Luri, el legado más importante de Sócrates, y el motivo por el que es “el primero de nuestros filósofos”, consiste en haber puesto en práctica la máxima “atrévete a pensar” (2015). SocraTick , como veremos ahora, ha llegado a Smartick con el mismo objetivo: practicar el diálogo socrático e iniciarlos en la aventura de pensar -bien- por sí mismos.

Ironía y mayéutica

Las estrategias que explican la forma en que Sócrates encara esas conversaciones públicas son conocidas: por un lado, la ironía; por otro, la mayéutica. Son los elementos básicos del diálogo socrático. Que Sócrates no utilizara estas palabras para poner nombre a su método es ahora lo de menos; más interesante es que en esa combinación de ironía y mayéutica se percibe uno de los desafíos fundamentales del pensamiento crítico orientado a la acción, y por tanto, de los ejercicios que se proponen en Smartick: aprender a pensar bien antes de actuar.

La idea es la siguiente: la ironía socrática debe entenderse como un gesto de distanciamiento. Sócrates no opina. Si acaso tiene una posición clara, por ejemplo, sobre qué es la valentía, prefiere reservársela. Él es quien pregunta, y esa pregunta introduce ya una distancia. La distancia crítica de quien pone entre paréntesis una creencia -la valentía es tal o cual cosa- para analizarla y comprobar si realmente es una buena creencia, está bien fundamentada o acusa algún sesgo cognitivo. La ironía es el momento escéptico del diálogo socrático.

Seguramente podríamos imaginar a Sócrates invitándonos a pensar diciendo algo así como: “Esto de lo que hablas, y sobre lo que pareces estar tan convencido… vamos a examinarlo más atentamente”. Como hemos indicado antes, la finalidad del diálogo socrático es revelar las contradicciones o inconsistencias de lo que creemos saber. Por eso los que dialogan con Sócrates acaban percibiendo la debilidad de sus propias convicciones, algo que no todos aceptan de buen grado. Los hay, nos recuerda en la Apología, “dispuestos a morderme a la primera tontería que les refuto”.

 

Sin embargo, la distancia irónica que nos invita a reflexionar sobre nuestras opiniones no tendría el mismo relieve si no se complementara con el segundo momento del diálogo socrático: la mayéutica. Si maîa se traduce como “madre, anciana, nodriza”, el verbo griego maieuô significa “asistir en el parto”. Teniendo esto en cuenta, Sócrates, que se presenta a sí mismo como “un comadrón”, sería aquel que domina la técnica que consiste en ayudar a otra persona a que alumbre algo intelectualmente relevante. Es conocido el pasaje del Menón en el que Sócrates consigue que un esclavo resuelva un problema de geometría.

De este modo, observamos la mayéutica como un ejercicio mediante el cual se logra que alguien conquiste un pensamiento, una idea, una creencia más consistente que la que apreciaba con anterioridad. Puede que en algún momento lo que uno alumbre -es decir, lo que uno perciba con claridad- sea la propia ignorancia sobre una cuestión determinada. Parece poca cosa, pero no lo es. El valor de este conocimiento es alto, puesto que es la razón perfecta para encarar los asuntos humanos con más prudencia.

La tesis de Sócrates es que esta reflexión cuidadosa sobre nuestra vida y los problemas de nuestro entorno es uno de los bienes más importantes a los que podemos aspirar. Sócrates nos sitúa frente a la exigencia de vivir conforme a la razón, lo cual implica aprender a pensar bien o con destreza.

En griego, quien posee esa capacidad es el enkratés; este es el que piensa de manera diligente y domina reflexivamente las cosas prácticas que le conciernen. Es lo opuesto al akratés, que designaba a la persona incapaz de dominar sus apetitos y emociones, que se deja llevar por las circunstancias sin saber muy bien por qué, que actúa sin pensar o contradiciéndose a sí mismo.

Esto ha llevado a Luri a sostener que “lo que Sócrates nos está mostrando es la posibilidad de vivir cerca de nosotros mismos. Lo más fácil es no hacerlo, no oponer ninguna resistencia interior a nuestra dependencia del flujo de las cosas externas y dejarse arrastrar por las inercias que nos llevan de aquí para allá, fuera de nosotros mismos. La enkrateia es el reto de embridar la propia vida«. El proceso necesario para disfrutar de una auténtica autonomía. Ahí radica la aspiración educativa del diálogo socrático.

Las conversaciones de SocraTick

SocraTick es el Sócrates de Smartick. Es el robot que pretende ayudar a los más pequeños a reflexionar sobre cuestiones como la amistad, el dinero, las emociones, la responsabilidad, y, en definitiva, todos aquellos temas que les permitan explorar sus propias opiniones y comprender con más claridad lo que piensan y por qué lo piensan.

SocraTick, como el filósofo griego, no tiene por objeto convencer o difundir sus propias ideas, porque, de hecho, no las tiene. Pregunta, plantea dudas, utiliza ejemplos; quiere aprender, entender mejor las cosas, aunque, en realidad, el diálogo que SocraTick mantiene con los más pequeños está diseñado para que sean ellos mismos lo que aprendan y entiendan mejor sus ideas y pensamientos. En suma, SocraTick es la forma entretenida e innovadora en la que Smartick se ha propuesto llevar el diálogo socrático a un entorno virtual.

Inicio de conversación con Socratick. Diálogo socrático. Socratick: diálogo socrático Socratick: diálogo socrático

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Referencias

  • Luri, G. (2015). ¿Matar a Sócrates? Barcelona: Planeta.
  • Marraud, H. (2021). La complejidad de los diálogos y las estructuras argumentativas. [disponible aquí].
  • Walton, D.; Krabbe, E. (2017). Argumentación y normatividad dialógica. Compromisos y razonamiento interpersonal. Lima: Palestra.

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Antonio Hidalgo

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