Hasta hace pocos años predominaba la idea de que nuestro cerebro era estático e inmutable, que nacíamos con una cantidad determinada de neuronas que iban desapareciendo a lo largo del tiempo. Sin embargo, gracias a los avances realizados en el campo de la neurociencia, en la actualidad esta creencia se ha visto superada por la noción de «neuroplasticidad«.
Para todos aquellos que no hayan oído antes este término, quiere decir que el cerebro puede adaptar su actividad y cambiar su estructura de forma significativa a lo largo de la vida para adecuarse a las distintas experiencias vitales (ver Blakemore y Frith, 2011). En definitiva, la idea principal sobre la que se sustenta la noción de neuroplasticidad es que la experiencia modifica nuestro cerebro continuamente, debilitando o fortaleciendo las conexiones sinápticas que constituyen la base del aprendizaje. En otras palabras, que el cerebro tiene la capacidad de realizar toda clase de aprendizajes durante toda la vida. De hecho, con el entrenamiento cerebral adecuado se pueden recuperar funciones cognitivas perdidas, infrautilizadas o afectadas por grados no severos de discapacidad. Y no solo las personas con lesiones cerebrales pueden beneficiarse de los ejercicios cognitivos, la estimulación cognitiva continuada puede provocar mejoras en el funcionamiento del sistema nervioso de personas sanas (Portellano, 2005).
Desde el punto de vista educativo, la visión de que el entrenamiento cerebral puede modificar y mejorar las funciones cognitivas del cerebro resulta especialmente relevante, puesto que esas funciones son pilares fundamentales del aprendizaje. No obstante, aún quedan muchos interrogantes por resolver acerca de las características que debe poseer un programa de entrenamiento cognitivo infantil eficaz. No debemos olvidar, por un lado, que durante la infancia tienen lugar en el cerebro importantes cambios tanto a nivel estructural como de funcionamiento y, por otro, que tiene que estar ajustado a las necesidades particulares de cada individuo.
En cualquier caso, es esencial que los niños (y adultos) mantengan el cerebro activo mediante actividades que resulten amenas y divertidas. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que jugando? En Smartick podréis encontrar una variada selección de juegos educativos que involucran la puesta en marcha de diversas funciones cognitivas (memoria, atención, razonamiento…) con los que pasar un buen rato.
Referencias
Blakemore, S.J. y Frith,U. (2011). Cómo aprende el cerebro. Las claves para la educación. Barcelona: Ariel
Portellano, J.A. (2005). Cómo desarrollar la inteligencia. Entrenamiento neuropsicológico de la atención y las funciones ejecutivas. Madrid: Editorial SOMOS-Psicología
Para seguir aprendiendo:
- Haz ejercicio físico… ¡y tu cerebro aprenderá mejor!
- Neuroplasticidad o plasticidad cerebral
- El desarrollo cerebral en la infancia
- Influencia de la experiencia en el desarrollo del cerebro
- Maduración del cerebro y procesos cognitivos
- El desarrollo cerebral en la infancia - 11/12/2014
- Neuroplasticidad o plasticidad cerebral - 26/11/2014
- Metacognición y aprendizaje - 13/11/2014
Sra Escudero:
Usted que es doctora quiero consultar el caso de mi hija, tiene 13 y desde muy pequeña sufre TDA y lateralidad cruzada esta medicandose ,pero no se como debo actuar con ella algunas veces me podria aconsejar. gracias
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