Viendo cualquier debate político en televisión, sabemos que las estadísticas pueden servir para un argumento y su contario. Sin embargo, siguen siendo, analizadas con sentido común o con perspicacia –como nos enseñaron los autores de Freaknomics Stephen J. Dubner y Steven D. Levitt–, una herramienta fabulosa para radiografiar la realidad y tomar decisiones al respecto.
En el artículo Enseñando matemáticas a alumnos con talento (Erich A. Hanusheck, Paul E. Peterson y Ludger Woessman) , sus autores hablan de un estudio en el que se relaciona la mejor productividad de los países que tienen en el informe Pisa a los mejores alumnos en ciencia y matemáticas. De hecho, la Academia Nacional de Ciencia fue tajante: el país necesitaba que subieran los porcentajes de los alumnos que mejor lo hacían. Ya no se trataba tanto de la política de “Ningún niño se queda atrás” –No child left behind—como el conseguir más alumnos brillantes. Especialmente, en matématicas porque, en los próximos diez años, según varios informes, van a aumentar los trabajos que, de entrada, exijan cierta habilidad en álgebra, geometría, probabilidad, interpretación de datos y estadística.
Estamos hablando de las preocupaciones de EEUU y, con un paro que duplica al estadounidense, también deberían ser las españolas, a no ser que queramos remontar de nuevo sólo con la construcción y el turismo. España, en los informes de Pisa en habilidad matemática, está empatada con Italia y con Estados Unidos. Les recordamos los diez primeros países: Taiwan, Hong Kong, Korea, Finlandia, Suiza, Bélgica, Holanda, Liechtenstein, Nueva Zelanda y República Checa.
La diferencia, si ampliamos la perspectiva, es que EEUU, todavía, tiene uno de los mejores sistemas universitarios del mundo que le permite que, si no crea talento, lo importa. No es el caso español. ¿Qué aconsejan los autores de este estudio? Mimar, alimentar, incentivar, retar a los estudiantes más aventajados, no dejarlos solos, como ha sido el caso durante muchos años, cuando casi todos los recursos iban destinados a los que se quedaban atrás. Ningún niño se debe perder, pero tampoco ningún talento aburrir. En fin, por eso, smartick.
Para seguir aprendiendo:
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