Ya están las notas en casa. Y, con ellas, el debate en cada familia. ¿Debemos darles importancia a las notas si son todavía pequeños? ¿Nos debemos interesar mucho o dar por hecho que sacar buenas notas es su obligación? ¿Quizás se merezcan un regalo? ¿Regalito o regalazo?
En casa sacábamos buenas notas por lo general y nunca nos hicieron ningún regalo si bien es cierto que nunca nos faltó de nada, sobre todo, cariño y ejemplo. Si nos gustaba el deporte, se hacía y, si nos apasionaba leer, se nos compraban libros. No recuerdo ninguna charla específica, pero se consiguió transmitir que la infancia y la adolescencia eran etapas con una sola obligación: hacer el máximo esfuerzo posible, que no fuera por no intentarlo. Y no les dio mal resultado.
Conozco de cerca otras familias, con buenos estudiantes y varios hermanos, en las que apenas se miraban las notas. O eso dicen ahora. Tampoco recuerdan regalos. Los padres trabajaban, ellos estudiaban. Ese era el trato nunca hablado. El hermano mayor de seis era buen estudiante e iba marcando el camino. En aquella familia las notas aparentemente no importaban pero también es cierto que eran capaces de ir haciendo cuentas en los largos viajes en coche de Andalucía a La Mancha. A otros amigos, su padre, científico, les ponía a la hora de la cena ecuaciones en una pizarra. Yo flipaba. Me parecía un poco excesivo.
También me parecía un exceso que a niños de mi colegio les regalaran una Vespino sólo por aprobar, incluso repitiendo. No lo entendía. Y no veía que diera muy buenos resultados. Ahora, mientras mantengan sus notas y su esfuerzo, a los niños no les escatimo gastos en libros, por ejemplo. En este blog dan ideas parecidas para estimularles y recompensarles.
Aquí, José Antonio Marina cuenta que, más tarde, de lo que nos tenemos que preocupar es de las del grupo de amigos. Y «cuando su niño cumpla 13 años deje de preocuparse por sus notas, preocúpese por las de sus amigos». Según sea ese núcleo de amigos, así se encaminará su hijo, regla que, como todas, puede tener excepciones. Por eso, a nosotros nos gusta fomentar que en Smartick tengan su club social para que vean qué bien lo hacen sus amigos, sus primos, sus hermanos. Que ellos sepan y admiren cómo lo han hecho sus compañeros Smartick.
Pero es un debate muy abierto. ¿Se debe recompensar el esfuerzo con algo material, más allá de decirles que estamos orgullosos de ellos? ¿Qué hacen ustedes?
Una de las cuestiones que suscita la posibilidad de recompensar es el hasta dónde y cuándo. Hay quien propone pagar a los adolescentes que no tengan mucho que hacer en verano por leerse una lista de libros. Al final, siempre subyace la misma pregunta, ¿cómo conseguir motivarles? Nuestro orgullo y el saber apreciar la satisfacción del deber bien hecho deberían ser suficientes, pero, ¿y si no lo son? ¿Cómo lo conseguimos? Pagar dinero por ciertas cosas es ciertamente marcharse al otro extremo y no garantiza, además, que los niños vayan a seguir leyendo cuando no haya premios.
Nosotros, en Smartick, claro que creemos en los incentivos. De hecho, es parte fundamental de la sesión de Smartick el conseguir tics para comprar complementos del avatar o del cuarto. Virtuales. Y diplomas que les hagan sentir orgullosos de sus méritos matemáticos, que os aconsejamos imprimir y colgar. En casa, la nevera está cubierta con papeles en los que se felicita a los niños por cosas en el cole y en Smartick. Un folio, un poco de papel celo, visibilidad en la nevera y los libros que quieran es nuestro sistema. ¿Cuál es el vuestro?
Para seguir aprendiendo:
- «Yo era malo en matemáticas», gran error
- Las expectativas sobre los hijos
- Smartick Alumni: Neurociencias, Medicina y dobles grados
- «Cuando mi hija comenzó con Smartick empezaron a subir las notas»
- «Veo bien que Smartick les ayude a tener confianza con las matemáticas»
Creo que aprender debe ser el estímulo para el niño y para el grande. Me gusta que smartick dé premios porque son virtuales y mas que un premio me parece que convierten el aprender en algo divertido y les implica , les convierte en protagonistas y me gusta porque aumenta su autoestima, a veces muy mermada, también alabo que puedan ver las notas de los demás