Puzles, podemos encontrarlos de múltiples formas, temáticas y materiales, aptos para todas las edades. Sin duda, son una actividad perfecta para pasar un rato de ocio, distraernos y poner a prueba nuestra mente. Por ello, también son una importante herramienta educativa para los niños. A continuación se describen algunos de los principales beneficios y oportunidades de aprendizaje que jugar con puzles proporciona los más pequeños:
– Implican el manejo de gran cantidad de información visual y manual, lo que les permite trabajar la coordinador ojo-mano.
– Son una forma divertida de desarrollar y mejorar las habilidad motoras, especialmente la psicomotricidad fina, ya que necesitan coger, arrastrar, levantar y mover piezas continuamente.
– Ofrecen una extraordinaria oportunidad de descubrir elementos del entorno que les rodea, por ejemplo, al aprender a reconocer y categorizar formas.
– Ejercitan la capacidad de observación, análisis, concentración, atención y memoria, puesto que deben tener un esquema previo de cómo era el puzle y recordar el lugar en el que va cada pieza.
– Se pueden realizar en solitario o en compañia. Si este último es el caso, se convierten también en una excelente oportunidad para estimular habilidades sociales tan importantes como la cooperación o la tolerancia.
– Favorecen el razonamiento lógico, el ingenio y la paciencia de los niños. Completar un puzle requiere que los niños creen diferentes estrategias para poder armar el conjunto, las cuales no siempre funcionan correctamente. Es una situación donde poner en práctica su capacidad de resolución de problemas, de búsqueda de estrategias y soluciones y de tolerancia a la frustración.
– Proporcionan un contexto especialmente rico para desarrollar habilidades de razonamiento espacial, no solo mediante la rotación o transformación de figuras, sino también por la cantidad de lenguaje espacial que los padres o educadores intercambian con los niños mientras están resolviendo el puzle («borde, plano, arriba, abajo, largo, dentro, fuera, entre…»). Estos conceptos son especialmente relevantes para el desarrollo del pensamiento matemático. En este sentido, investigadores de la Universidad de Chicago han comprobado que los niños que durante los dos y los cuatro años de edad habían estado jugando a puzles con sus padres con mucha frecuencia, resolvían mejor tareas de razonamiento espacial a la edad de cuatro años y medio que aquellos que no jugaban a puzles o que lo hacían en raras ocasiones (Levine, Ratliff, Huttenlocher y Cannon, 2012).
– Por último, lograr resolver el reto que supone un puzzle genera gran satisfacción en los niños, lo que puede repercutir positivamente en su autoestima y animarles a enfrentarse a desafíos mayores.
En Smartick podréis encontrar una gran variedad de puzles, desde los más clásicos en dos dimensiones a otros más complejos en tres dimensiones. Ahora que conocéis sus múltiples ventajas, ¿a qué estáis esperando para resolverlos?
Referencias:
Levine, S.C., Ratliff, K.R., Huttenlocher, J. y Cannon, J. (2012). Early puzzle play: A predictor of preschoolers’ spatial transformation skill. Developmental Psychology, 48 (2), 530-42.
Para seguir aprendiendo:
- Juegos de razonamiento y mejora en matemáticas
- El desarrollo de la atención y su relación con la regulación emocional
- Ejercicios de lógica en Smartick
- Marco teórico del Método Singapur
- Cálculo Mental: qué es y para qué sirve
- El desarrollo cerebral en la infancia - 11/12/2014
- Neuroplasticidad o plasticidad cerebral - 26/11/2014
- Metacognición y aprendizaje - 13/11/2014