Cuando los niños llegan con las notas del primer trimestre es como si un árbitro imaginario hubiera pitado el final del primer tercio de un partido. Hora de hacer recuento de marcadores, pero solo para tomar impulso y saber que es posible una remontada. Es cierto que muchos tienen la sensación de mitad de curso, pero es ficticia. Es sólo el primer tercio. Hay profesores cuya filosofía es no poner notas demasiado altas en esta primera evaluación para que los niños no se duerman en los laureles porque queda mucho. Y eso es una oportunidad, porque hay a los que les cuesta arrancar después del verano, aclimatarse a la rutina y sólo en enero toman plena conciencia del trabajo que tienen por delante.
Con el Año Nuevo pueden llegar los buenos propósitos, más allá del escepticismo que provoquen las suscripciones impulsivas al gimnasio o a la enésima dieta que prometa adelgazar sin pasar hambre a los adultos. Uno de esos buenos propósitos puede ser que los niños practiquen cálculo y resolución de problemas con Smartick de manera rutinaria, 15 minutos al día. No somos un régimen milagro, una aplicación que en unos segundos haga que los niños sean cracks de las matemáticas. Usamos inteligencia artificial para dar a cada niño el plato de matemáticas que precisa, pero eso no significa que no tenga que hacer nada. Tiene que pensar, tener algo de paciencia, aprender a fallar para luego acertar. Y, como nos ajustamos a ellos, los niños avanzan. Aumenta su autoestima y acaban subiendo las notas. Sin magia.
Hay tiempo en seis meses, sólo hace falta tomárselo como un reto para el que hará falta planificación, tener claras las prioridades, saber que hay soluciones más baratas que ponerse a buscar y probar profesores particulares. Se puede poner el parche antes de que llegue la herida en forma de suspenso, de verano sin que sepa del todo a verano, de que las matemáticas se vayan convirtiendo en un rollazo, en una carga. En algo que, además, puede condicionar la elección de bachilleratos y, más grave, la enseñanza, porque el desempeño en matemáticas está muy estudiado que es un predictor académico.
Así que, en el descanso del primer tercio, los entrenadores, o sea, los padres, pueden optar por darle a sus hijos las herramientas para que acaben bien el partido. Somos conscientes de que no todo depende del entrenador y nosotros haremos todo lo posible por ayudarles. Creemos en el esfuerzo, pero también sabemos hacerlo más atractivo. Nada como probarnos al inicio del segundo tercio. Nosotros respondemos sólo si los niños nos estrujan todas nuestras posibilidades. Somos capaces de motivarles con las matemáticas y sabemos que podemos transmitir que son divertidas, importantes y nos enseñan a mirar al mundo de distinta manera. Nos comprometemos a eso y a que esas notas mejoren en junio. Con compromiso y hechos, más que buenos propósitos, que también.
El partido, o sea, el curso, tiene arreglo. Por ahora sólo hemos calentado. Ahora viene lo importante pero es verdad que, si no hacemos algo, en mayo una remontada será casi imposible. Así que nada como aprovechar estos últimos días de vacaciones navideñas para probar Smartick gratis. Después de Reyes, esperamos darles la bienvenida a un partido que se puede ganar.
Para seguir aprendiendo:
- “Mi hijo disléxico mejora con Smartick”
- ¡Feliz 2019 a toda la familia Smartick!
- «Vaguear en verano lleva al fracaso escolar»
- Enero, tiempo de buenos propósitos y a tiempo para notazas en mates
- «Veo bien que Smartick les ayude a tener confianza con las matemáticas»