Raquel es madre de tres niños Smartick. Uno de ellos, José Luis, tiene Síndrome de Down y nos explica que para él «es como un reto, se siente orgulloso de hacer Smartick como sus hermanos». Gracias a que el método se personaliza, su hijo puede aprender a su propio ritmo. «Yo he continuado con José Luis haciendo Smartick porque es una metodología que realmente se personaliza. Sino con él, hubiera sido imposible continuar».
«He sentido muchas veces que cuando hemos empezado a hacer un determinado tipo de ejercicio era imposible que el niño fuese a adquirir ese aprendizaje y con el tiempo lo ha aprendido». Raquel nos cuenta que José Luis resuelve ejercicios que incluso su abuela no sabe resolver y eso le hace sentirse feliz. «Le hace sentirse mayor, importante. Le refuerza en su autoestima que él hace Smartick como sus hermanos».
Raquel y su familia han incorporado Smartick en su rutina diaria. Para ella «es una cosa muy familiar, forma parte de nuestra vida. Los niños lo han cogido desde pequeños, siguen con ello y perseveramos en hacerlo porque sí que es bueno».
«Yo soy una persona de ciencias, de matemática pura, y para mí la base de la matemática es elemental. Si tienes una buena base nunca más vas a percibir las matemáticas como algo horrible porque te va a resultar sencillo». Una buena base de matemáticas que es adquirida de manera personalizada, con una metodología que se adapta al ritmo de cada alumno independientemente de sus necesidades educativas, es la mejor receta para un aprendizaje de calidad.
«Mis sobrinos están apuntados a Smartick y mi madre está apuntada a Smartick. Nosotros sí, recomendamos Smartick claramente».
Como dice José Luis, ¡dale duro al Smartick!
Para seguir aprendiendo:
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- «Para dominar las matemáticas hay que interiorizarlas»
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