Normalmente no prestamos mucha atención a la manera como nos lavamos los dientes, como nos duchamos, como nos vestimos, etc. Todas estas son acciones que hemos interiorizado de manera tal que no requieren de nuestra atención consciente para que las llevemos a cabo. Por lo que podríamos decir que las acciones rutinarias que tenemos en nuestra vida diaria las realizamos casi siempre de manera automática.
Sin embargo durante el día hay situaciones que exigen de nosotros la capacidad de regularnos, para así poder adaptarnos de manera exitosa a las distintas circunstancias que se nos presentan y responder de manera eficaz para lograr nuestros objetivos. Entre los procesos cognitivos que subyacen esta capacidad de auto-regulación se encuentra la Atención.
La atención es un mecanismo cognitivo que está directamente relacionado con la habilidad de las personas de regular sus pensamientos, emociones y conductas (Rueda, Posner y Rothbart, 2005). Utilizando diversas técnicas de neuroimagen se ha logrado describir la actividad de los procesos atencionales en relación a tres redes neuronales implicadas en nuestra capacidad de mantener estados de vigilancia, para dirigir nuestra atención y para regular y/o controlar nuestros pensamientos, acciones y emociones.
Estas distintas habilidades asociadas con la atención muestran distintas trayectorias de desarrollo. Comenzando con el fortalecimiento de la habilidad para mantener la vigilia, la capacidad de dirigir nuestra atención voluntariamente y finalmente la capacidad de controlar nuestras conductas, emociones y pensamientos. Esta última habilidad muestra un fuerte desarrollo en edades pre-escolares y tiene una importante influencia en el rendimiento escolar.
Diversos estudios sugieren que los niños con mejor atención tienden a tener mejor rendimiento en el colegio y también una mejor adaptación social-emocional en el aula (Blair y Razza, 2007). Por ejemplo, en un estudio reciente Checa y Rueda (2011) muestran que los patrones de activación cerebral relacionados a la efectividad de la red de atención ejecutiva (encargada del control atencional) son mejores predictores de las puntuaciones de matemáticas, que las puntuaciones de algunos test de inteligencia.
De la misma manera, se considera que niveles altos de atención es una característica que puede prevenir dificultades como el déficit de atención con hiperactividad (ADHD; Halperin, Bédard, y Curchack‐Lichtin, 2012).
Así pues, podemos ver como la atención es un proceso cognitivo que tiene una influencia muy marcada en distintos ámbitos de nuestra vida personal, emocional, productiva y escolar. En siguientes posts hablaremos un poco de investigaciones que se han llevado a cabo para estudiar los efectos beneficios de intervenciones diseñadas para entrenar la atención y otros procesos de control cognitivo.
Referencias:
- Blair, C., & Razza, R. P. (2007). Relating effortful control, executive function, and false belief understanding to emerging math and literacy ability in kindergarten. Child Development, 78(2), 647–63. doi:10.1111/j.1467-8624.2007.01019.x
- Checa, P., & Rueda, M. R. (2011). Behavioral and brain measures of executive attention and school competence in late childhood. Developmental Neuropsychology, 36(8), 1018–32. doi:10.1080/87565641.2011.591857
- Halperin, J. M., Bédard, A.-C. V, & Curchack-Lichtin, J. T. (2012). Preventive interventions for ADHD: a neurodevelopmental perspective. Neurotherapeutics : The Journal of the American Society for Experimental NeuroTherapeutics, 9(3), 531–41. doi:10.1007/s13311-012-0123-z
- Rueda, M. R., Posner, M. I., & Rothbart, M. K. (2005). The development of executive attention: contributions to the emergence of self-regulation. Developmental Neuropsychology, 28 (2), 573–94. doi:10.1207/s15326942dn2802_2
Para seguir aprendiendo:
- La atención: tres redes del modelo neurocognitivo
- Algunas consideraciones para el desarrollo de la auto-regulación
- Atención y monitorización en Smartick Brain
- Desarrollo de la auto-regulación durante la infancia
- El desarrollo de la atención y su relación con la regulación emocional