Todos utilizamos distintos tipos de estrategias que nos permiten almacenar o recuperar la información de la memoria. Tanto el tipo de estrategias como la efectividad en el uso de las mismas experimentan importantes cambios con la edad, asociados al desarrollo cognitivo de los niños. Así, a medida que los niños crecen, se van volviendo capaces de utilizar estrategias cada vez más sofisticadas.
La repetición es una de las estrategias más simples para retener la información en la memoria: cuanto más lo repites, mejor lo recuerdas. La investigación ha demostrado que los niños raramente utilizan esta técnica antes de los 5 años de edad, y también que los niños mayores repiten de un modo diferente al de los pequeños (ver Shaffer y Kipp, 2010).
Imaginemos una tarea en la que hay que recordar una determinada lista de palabras. Los niños de 7-8 años de edad se limitan a repetir cada elemento una sola vez, a medida que se van presentando las distintas palabras. Sin embargo, los niños mayores (a partir de los 12-14 años) repiten cada elemento acompañado de varios de los mostrados anteriormente, y además lo hacen varias veces. Se puede decir que el primer estilo de repetición es pasivo, mientras que el segundo es acumulativo o activo. Como se puede suponer, con la repetición activa se obtienen mejores resultados en las tareas de recuerdo que con la pasiva.
Muchas veces los elementos que necesitan ser recordados guardan algún tipo de relación entre ellos. Por eso, agruparlos según un criterio facilita el recuerdo de los mismos. Precisamente en esto consiste la estrategia de organización. A pesar de que a partir de los 7 años los niños son capaces de emplearla, no es hasta los 11-12 cuando establecen relaciones entre cualquier tipo de materiales, incluso entre aquellos que poseen pocas conexiones entre sí. Esta estrategia es especialmente útil, tanto para almacenar nueva información en la memoria, como para recuperar la que ha sido previamente guardada (ver Shaffer y Kipp, 2010).
La elaboración activa de la información (por ejemplo, creando historias o representaciones), que se manifiesta también en torno a los 11-12 años de edad, es otra estrategia de recuerdo valiosa.
Poco a poco los niños se van volviendo conscientes de los límites de la memoria y de la necesidad de aplicar distintos tipos de estrategias para almacenar y recuperar la información. A medida que van ganando en capacidad de control y autorregulación, desarrollan estrategias cada vez más eficaces, adaptadas a las características particulares de cada tarea. Este proceso de toma de conciencia de la propia capacidad de memoria y de las limitaciones de uno mismo (metamemoria) es clave en el desarrollo de la memoria durante la infancia.
Referencias:
Shaffer, D. R. y Kipp, K. (2010). Developmental Psychology. Childhood and adolescence (8th edition). Belmont, CA: Wadsworth Cengage learning
Para seguir aprendiendo:
- La memoria (I): ¿Qué es la amnesia infantil?
- La memoria (V): ¿Qué es la metamemoria?
- La memoria (II): La influencia de la cultura
- ¿Qué es la memoria? Acercándonos al concepto de memoria
- El principio de dificultad deseable y la memoria a largo plazo
- El desarrollo cerebral en la infancia - 11/12/2014
- Neuroplasticidad o plasticidad cerebral - 26/11/2014
- Metacognición y aprendizaje - 13/11/2014