En anteriores post, me he referido al hecho de que los ejercicios que realizan los niños como parte del entrenamiento de una habilidad tienen que tener un nivel de dificultad óptimo. Esto es, lo suficientemente fácil como para que un niño de determinada edad lo realice y suficientemente difícil como para que le suponga un reto que haga que mejore esa habilidad. Es por esta razón por lo que las actividades que se proponen desde Smartick tienen niveles de dificultad ajustados a cada niño.
Al diseñar los niveles tenemos en cuenta que cuando un niño supera un nivel y pasa al siguiente, el nuevo nivel será lo suficientemente fácil como para que lo pueda realizar, y lo suficientemente difícil como para que le suponga un reto el llevarlo a cabo. Sólo de esa manera es efectivo para el entrenamiento. Pero, ¿de dónde viene la idea de que lo difícil ayuda al aprendizaje?
Desde el punto de vista de las teorías psicológicas, y más concretamente desde el campo del estudio de la memoria encontramos lo que se llama “principio de dificultad deseable” (Bjork, 1994). Según este principio: el aprendizaje es más duradero y efectivo cuando requiere un esfuerzo.
Este principio de dificultad deseable se podría explicar desde lo que en 1992, Bjork y Bjork llamaron “La teoría del desuso”. Esta teoría nace del ámbito de la investigación en memoria y explica la memoria como una función cognitiva que tiene dos parámetros:
- La fuerza de almacenamiento: es un índice, un valor, que representa el almacenamiento potencial de un elemento a largo plazo. Es decir, a mayor fuerza de almacenamiento, más probable es que un elemento, un recuerdo, esté bien almacenado en nuestra memoria a largo plazo
- La fuerza de recuperación: se refiere a la facilidad con la que se puede acceder a un elemento de la memoria en un momento determinado. La facilidad con la que podemos recuperar un recuerdo.
Una de las asunciones de la “Teoría del desuso” es que el acto de recuperar con esfuerzo un elemento produce un incremento en la fuerza de almacenamiento del elemento que recuperamos, con lo cual, a mayor dificultad para recuperar un elemento, mayor poder de almacenamiento gana ese elemento en el acto.
Por ejemplo, se ha demostrado que el hecho de recuperar información en diferentes contextos, por ejemplo, acordarte del nombre de una persona en diferentes momentos y situaciones es más costoso, más difícil, pero hace que recordemos el nombre mejor que si recuperáramos siempre el nombre de una persona asociado a una cara en el mismo contexto. (Smith y Handy, 2014).
Referencias:
- Bjork, R.A. (1994) Memory and metamemory considerations in the training of human beins. In J. Metcalfe &A. Shimamura (Eds.), Metacognition: Knowing about Knowing (pp. 185-205) Cambridge, MA:MIT Press.
- Smith S.M. & Handy, J. (2014). Effects of Varied and Constant Environmental Contexts on Acquisition
and Retention. Journal of Experimental Psychology:Learning, Memory, and Cognition, 40 (6), 1582–1593.
Para seguir aprendiendo:
- Efectos de espaciamiento en el aprendizaje
- Explorando el entrenamiento cognitivo con juegos de memoria
- Rol de la memoria de trabajo en el aprendizaje de las matemáticas
- La memoria (IV): Desarrollo de estrategias
- La memoria prospectiva