La neuroplasticidad, este término, que parece tan complejo, quiere decir que el cerebro es extraordinariamente plástico y flexible, que goza de una capacidad casi ininterrumpida para adquirir nuevos conocimientos y adaptarse a entornos cambiantes.
La mayor parte de nuestros aprendizajes se producen durante la infancia, pero la experiencia modifica el cerebro a lo largo de toda la vida. Así, nunca es demasiado tarde para aprender y son muchos los estudios que han puesto de manifiesto la flexibilidad del cerebro adulto.
Una gran parte de las pruebas de neuroplasticidad vienen del campo clínico, donde se ha demostrado como pacientes que han sufrido lesiones cerebrales no severas han sido capaces de compensar o recuperar funciones cognitivas perdidas (ver también Portellano, 2014).
También se han hecho investigaciones de neuroplasticidad con adultos sanos. Entre las más conocidas destacan los trabajos de Maguire y sus colaboradores (2000), donde estudiaron a un grupo de taxistas londinenses. Conducir un taxi en esa gran ciudad no es una tarea fácil. Además, para poder conseguir la licencia, los aspirantes necesitan superar un complicado examen en el que tienen que memorizar unas veinticinco mil calles y otros tantos edificios y monumentos. En los escáneres cerebrales que realizaron, pudieron observar que ciertas regiones del hipocampo (estructura cerebral relacionada con los procesos de memoria espacial) eran más grandes o estaban más desarrolladas en los taxistas que en las personas de la misma edad que no tenían esa profesión. A partir de estos resultados, Maguire y sus colaboradores concluyeron que cuanto más utilizaban los taxistas sus destrezas espaciales, más desarrolladas estaban esas zonas del hipocampo, lo que subraya la influencia que la experiencia y el estilo de vida pueden tener en el funcionamiento y la estructura cerebral.
En este sentido, es muy importante tener en cuenta que las funciones cerebrales están estrechamente relacionadas con aspectos como: la higiene del sueño, la dieta, el ejercicio físico, la calidad de las relaciones sociales que mantenemos y el tipo o la riqueza de las actividades intelectuales que desarrollamos en nuestro día a día. Precisamente, los programas de entrenamiento cognitivo se basan en esta premisa y pretenden ofrecer una serie de actividades que ayuden a trabajar procesos de razonamiento, atención o memoria. Y este es nuestro próximo objetivo en Smartick.
Referencias:
- Maguire E.A., Gadian D. G., Johnsrude I. S., Good C. D., Ashburner J., Frackowiak R. S. y Frith C. D. (2000). Navigation-related structural change in the hippocampi of taxi drivers. Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A., 97, 4398–4403.
- Portellano, J.A. (2014). Estimular el cerebro para mejorar la actividad mental. Madrid: Editorial SOMOS Psicología.
Para seguir aprendiendo:
- ¡Activa tu cerebro!
- El desarrollo cerebral en la infancia
- Maduración del cerebro y procesos cognitivos
- Influencia de la experiencia en el desarrollo del cerebro
- SmartickBrain: entrenamiento cognitivo para niños
- El desarrollo cerebral en la infancia - 11/12/2014
- Neuroplasticidad o plasticidad cerebral - 26/11/2014
- Metacognición y aprendizaje - 13/11/2014
Investigación en desarrollo de la sexualidad del estudiante de educación superior, así como la aplicación de estilos de aprendizaje con la aplicación de la taxonomía de John Biggs del conocimiento superficial y profundo.
Saludos.