Vicente Fuentes es de esos padres que ya se ha hecho casi un hueco en el equipo de Smartick: no sólo ha conseguido que Aina, su hija, no deje de hacer Smartick casi ningún día desde el 30 de abril de 2016, cuando le dio de alta, sino que también nos comunica aspectos que podríamos mejorar de un método que le entusiasma. “Sólo ha dejado de hacer Smartick algún día que ha estado enferma y otro que de verdad que no hayamos podido por dificultades técnicas, como aquella vez que en un crucero se nos fue la señal al alejarnos de puerto”. Aina, de siete años recién cumplidos, no sólo hace Smartick, además le gusta también ir a robótica, donde es una de las pocas niñas.
¿Cómo conoció Smartick?
Creo que fue a raíz de que el colegio se planteara Aloha como extraescolar y nos quedamos fuera pero, buscando cosas parecidas, nos encontramos con la comparativa de Smartick con Kumon y Aloha. Empecé a investigar por muchas partes. Yo he trabajado en una empresa multinacional española de Telecomunicaciones y allí te llegan informaciones de lo que iba a suponer el mundo digital, el Big Data, pero hablando del futuro, por eso me quedé alucinado con Smartick, porque era ya el presente de esta nueva revolución digital imparable, y en concreto en el ámbito de la educación, en una de las materias más importantes como son las matemáticas. Me parecía extraordinario.
A veces nos cuesta transmitir que no es una app…
Es un sistema. Yo aprecié claramente que era un sistema que se adaptaba al niño, me pareció alucinante que fuera cambiando según lo iba haciendo el niño.
¿Qué le pareció al principio a Aina?
Muy bien, le gustaba mucho, luego pasó una época de menos motivación cuando ya fue subiendo de nivel y dejó de haber tantos dibujitos. Le costó el cambio. Al principio, además, empezó a hacerlo en mi ordenador, en la mesa y en mi sillón y eso le encantó. Era como si fuera su trabajo. Fue una motivación importante, me costó cambiarla luego a un iPad y no quería en la mesa de su habitación. Continuó en la mía hasta que renové un viejo portátil y le puse unos altavoces nuevos, y ahora realiza los ejercicios en su habitación, en un ambiente cómodo y tranquilo, que creo que es lo mejor.
¿No le echó para atrás que fuera on line?
Al revés, el equipo que hay detrás ha conseguido que Smartick sea como un profesor que sabe muchísimo, que se adapta a lo que el niño necesita, que no se enfada nunca y que siempre está mejorando. Detrás sé que hay un equipo de matemáticos, ingenieros, psicólogos, pedagogos que lo actualizan y te atienden en cuanto tienes un problema.
¿Les miran raro cuando saben que su hija hace matemáticas extra?
Al revés, yo se lo voy diciendo a todo el mundo y me llama la atención la poca respuesta de la gente cuando se lo cuento.
¿Cómo va su hija en el colegio?
En el colegio, en matemáticas, saca ahora todo sobresalientes, al igual que en otras cuatro materias, y en el resto todas notable. La profesora nos dijo que en los exámenes a ella no le tiene que explicar nada de lo que le preguntan, como le pasa con otros niños, y que las notas que saca son totalmente mérito propio. A mí me sorprende aún más al pensar que desde hace casi cuatro años lleva un parche en un ojo por las mañanas para prevenir problemas de ojo vago. Estoy seguro de que Smartick ha ayudado mucho a que tenga estas buenas notas.
¿Hay una rutina en casa para hacer Smartick?
Es lo primero que se hace después de merendar. Si hay extraescolares, a lo mejor se hace más tarde. Lo hace todos los días. Y eso implica que en algunos viajes yo haya estado con la mano cerca de la ventana para proporcionar señal con mi móvil a la Tablet. En trenes, por ejemplo, o incluso en barcos navegando por un río o por el mar cerca de la costa, pillando la señal móvil de tierra. Y me admira cómo funciona técnicamente, que se deja de hacer Smartick por uno de esos problemas y, cuando puede volver a hacerlo, la niña sigue en el punto exacto donde se ha quedado. El poco consumo de datos y la enorme tolerancia a fallos, hace que Smartick se pueda hacer fácilmente casi en cualquier situación, incluso viajando. Hemos hecho Smartick sentados junto a la cola de embarque de un avión a punto de salir, en barco, en tren…
¿Le gusta la lógica?
Le encantan las sesiones de lógica y las de repaso, quizás porque sabe que va a tener un diploma.
¿Le motivan con incentivos?
A veces, con un helado, pero no hace falta. Sí ha funcionado lo del sorteo de Eurodisney y la taza personalizada. Yo le decía que hiciera la sesión para que me pudiera llevar a Eurodisney.
¿Qué mejoraría?
Hay margen de mejora en los tutoriales, por ejemplo, que estén todavía más ajustados a la duda que pueden tener los niños. Como sé que cada poco tiempo actualizáis el sistema y nos escucháis mucho a los padres, estoy seguro de que en unos años Smartick será aún más espectacular de lo que ya es ahora.
Para seguir aprendiendo:
- «A Patricia, Smartick le ha hecho más responsable»
- Loubna, una niña Síndrome de Down y sus aciertos en Smartick
- “Cambiamos de Kumon a Smartick por la movilidad”
- «Tiene talento matemático. En el colegio se aburría porque podía hacer mucho más»
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