Llega un momento en el que los alumnos de la clase Smartick alcanza el fin del mundo, de nuestro mundo. Y pasan a ser Alumni de nuestro «cole de mates». El otro día le tocó a María, con la que hablamos. Pero nos encantaría saber más de los que han acabado hace tiempo que, por lógica, son de los primeros que empezaron con nosotros. Querríamos ver qué tal van con las matemáticas en particular.
Esa primera hornada de alumnos Smartick fueron un poco especiales para nosotros, porque confiaron en este equipo cuando no éramos tan conocidos, cuando éramos un método del que quizás alguien hubiera escuchado algo en una noticia que salió en TVE, o vivían cerca de donde están nuestras oficinas en Madrid, o conocían a alguien que trabajaba en Smartick. Aquellos primeros niños eran como conejillos de indias, mi hijo mayor entre ellos, claro, Pablo, el de la sudadera del MIT. Sigue yendo muy bien en matemáticas y no sabe qué quiere estudiar. Está en 4º de la ESO. Como su amigo Juan, que también lo hacía y que sigue yendo estupendamente en matemáticas.
Ellos fueron de los que empezaron mayores, de los que no pudimos ver cómo evolucionaron desde más pequeños, como comprobamos ahora con sus hermanos. Hemos intentado saber de ellos más pero no está resultando fácil, quizás porque los correos de los padres ya no son los que usan. Pero, desde ahora, nos comprometemos a intentar saber más de la “clase Smartick” cuando se gradúe con nosotros, cuando vayan eligiendo carreras, terminándolas, empezando a trabajar.
Sí que hemos podido saber de Ana y de Miguel, dos de esos antiguos alumnos de Pozuelo, cerca de Aravaca, de los que empezaron muy al principio, con padres valientes por apostar por lo desconocido. Según nos cuenta su madre, Ana está ya en Bachillerato y sigue siendo muy buena en matemáticas y “todo lo demás”. Ya explicamos que es algo que suele pasar, que los alumnos que van bien en esta asignatura no les suele ir mal en otras. En un fenómeno digno de estudio, como magnífica estudiante que es Ana quiere ir a….sí, lo han adivinado, a Medicina. Miguel es más normal, nos cuenta su madre, notas que no sobresalen. Con casos así siempre tendemos a pensar que Smartick a lo mejor ayudó a que se mantuvieran normales y no fueran a peor. Nosotros no vendemos humo y después de años también sabemos lo que influye el factor humano, pese a las bondades de nuestra inteligencia artificial: no es lo mismo hacer Smartick más o menos motivado, más o menos concentrado. Siempre intentamos que lo estén al máximo pero no podemos olvidar que en esa ecuación hay incógnitas que no dependen al 100% de nosotros.
Luego está Jesús, que ya tiene 17 años. Estudia segundo de Bachillerato, en la rama de Ciencias y, sin embargo, por ahora se ha fijado en la doble titulación de Derecho y de Económicas, o en ICADE o en la Carlos III de Madrid. Sabe de lo duro que es E3 pero le atraen los retos. Saca sobresalientes en mates, algo que le vendrá bien porque los profesores amigos nos cuentan las dificultades que tienen con alumnos que llegan con un nivel deficiente.
Su hermano de 14 años no va tan bien y su hermana pequeña, de 11, que empezó hace cinco años “va muy bien en el colegio, es la que mejor responde con sus obligaciones”, aunque le cuesta la lógica. Ella es la que comenzó de más chiquitilla y se nota. «Ha leído más, comprende más, porque la comprensión lectora también mejora”.
Al segundo, según su padre, hacer Smartick le ha servido aunque en la trayectoria académica hay otros factores. La verdad es que conocer a esta familia de Baeza nos ha encantado, hasta el punto de que nos ha inspirado para hacer otro post sobre niños que lleven más de cuatro años con nosotros, como la pequeña.
El padre, Ramón, cuenta que supieron de Smartick por aquella noticia en el telediario y se metieron en la web. “Seríamos de los primeros. Se lo hemos dicho a varios amigos, pero les cuesta eso de hacerlo todos los días. Nosotros intentamos que lo hagan hasta en vacaciones”.
“Siempre hemos pensado en casa que las matemáticas son fundamentales, yo soy ingeniero técnico y mi mujer es economista. Siempre hemos sabido que las matemáticas y la lectura eran importantes”, cuenta el padre.
También nos hemos conseguido enterar de qué tal van en la familia Bengoechea. Myriam, la mayor, fue la primera que utilizó Smartick, cuando acabábamos de arrancar y ahora le va muy bien con las matemáticas de más nivel en el Bachillerato Internacional. Quiere estudiar Neurociencias. Pablo, su hermano, también tiene pensado estudiar el nivel más alto de matemáticas en el BI el año que viene y sigue yendo muy bien. Jaime y Luis, los pequeños, sacan muy buenas notas en matemáticas. Luis sigue haciendo Smartick. Ha sido un gusto saber de ellos.
Si está leyendo este post y conoce a algún niño que llegó hasta el final en Smartick hace años, nos encantaría saber de ellos. Recopilar a nuestros Smartick Alumni.
Para seguir aprendiendo:
- Generación 06 Smartick: Nuestros alumnos se han hecho mayores
- «Smartick ayuda mucho a que les guste las matemáticas»
- “Gracias por la autonomía, mamá”
- «Cuando lo dan en el colegio ya lo han trabajado antes con Smartick»
- Luis: 482 días seguidos haciendo Smartick…y no es el que más lleva
Me encanta Smartick. Mis hijas lo hacen y ojalá lo hubiese podido tener yo.
El artículo elogia los logros académicos de algunos alumnos y eso es algo estupendo, enhorabuena a los chicos.
Y la misma enhorabuena con la misma fuerza, a los que hacen Smartick y no tienen tan buenas notas en el colegio.
En mi casa las notas del colegio no se tienen en cuenta, sólo el esfuerzo. De hecho alguna vez he premiado por una mala nota. El hecho de que se hubiese esforzado, hubiese dado lo mejor de sí, es lo que vale. No sólo en el cole, sino también en la vida.
Muchos niños no sacan en el colegio buenas notas por dificultades a la hora de concentrarse en los exámenes, por tener dislexia, por tener un mal dia, por tener disgrafía, por inmadurez…. Muchos padres saben de qué les hablo: ¿pero cómo ha sacado esa nota si se lo sabe? ¡yo mismo le pregunté la lección!
Sólo quiero recordar a todos que las notas no es el único parámetro de medición. Hay que alabar y premiar el esfuerzo y por supuesto el logro, pero sobre todo el esfuerzo. En esta vida, y todos los adultos lo sabemos, llegarás tan lejos como tú te propongas y eso sólo se consigue con el esfuerzo.
Enhorabuena en la misma medida a todos los niños que hacen Smartick incluso los días que no les apetece.
Y enhorabuena a Smartick por este proyecto.
En mi experiencia, los conceptos matemáticos se afianzan y se dominan. Es más, Smartick ha conseguido que las matemáticas sea la asignatura favorita de mis hijas.
Muchas gracias.